Los fantasmas atacan de nuevo
por Beatriz MartínezA pesar de que irrumpió con fuerza en el panorama del cine de terror gracias al éxito de 'Saw' (2004), lo cierto es que James Wan comenzó a dar muestras de su verdadero talento en su siguiente película, 'Silencio desde el mal' (2007), en la que demostraba tener una personalidad fílmica muy interesante y un mundo propio en el que seguir escarbando en busca de pesadillas. También percibimos su elegancia tras la cámara, sus influencias del cine clásico a la hora de filmar y su capacidad para crear atmósferas malsanas y aterradoras con muy pocos elementos.
En los últimos años Wan ha firmado tres películas de temática muy similar y con muchos puntos en común: 'Expediente Warren' y los dos capítulos de 'Insidious', pero a pesar de las semejanzas, de contar historias de fantasmas y posesiones sobrenaturales, lo cierto es que el díptico cuenta con particularidades muy precisas que lo hacen especial. Tienen que ver sobre todo con el tono, con la forma de acercarse al elemento del horror. Mientras que 'Expediente Warren' lo aborda de una manera casi analítica, muy precisa y seria (para eso los protagonistas son expertos en la materia y la tratan con toda profesionalidad), en 'Insidious' hay un elemento más lúdico y anárquico. El virtuosismo y la contención de 'Expediente Warren' da paso en esta ocasión a una realización que no evita ningún tipo de efectismo y que sirve a la perfección a una historia totalmente desbocada que se disfruta precisamente gracias a su condición de juguete lleno de trampas para que el espectador se sienta como si se adentrara en un túnel del terror, donde sabe que, a pesar de que habrá sustos, se lo va a pasar estupendamente.
La película comienza justo donde terminó la anterior, con la muerte de la espiritista EliseRaider después de que Josh (Patrick Wilson) haya regresado de otra dimensión para rescatar a su hijo Dalton. Alguna fuerza maligna trajo consigo y de nuevo comenzarán a ocurrir acontecimientos extraños en la casa en la que se han instalado, donde pasó Josh su infancia junto a su madre, Lorraine (Barbara Hershey). Precisamente hay una serie de flashbacks que nos retrotraen al pasado, cuando Josh era pequeño y comenzó a experimentar sensaciones paranormales, algo que le sirve al director para ir uniendo las piezas del puzzle entre todas las partes que maneja: el capítulo anterior, el pasado, el presente, la esfera tangible y la fantasmagórica. Si en 'Insidious' había dos mitades narrativas claramente diferenciadas, en esta ocasión todo se convierte en un tótum revolútum, de manera que la acción va avanzando a través de diversas líneas paralelas que van complementándose poco a poco con mucha habilidad pero sin ningún sentido de la coherencia formal.
En cualquier caso sigue estando presente ese espíritu tan auténtico de serie B, la atmósfera del American Gothic (ese terrorífico pasado de la madre-fantasma-asesina ejecutando a todo un grupo de personas dispuestas en actitud de sometimiento religioso en el sótano de su casa), que aproxima la cotidianeidad al elemento más perturbador que se pueda imaginar, al mal en estado puro.
Lo mejor de 'Insidious: Capítulo 2' y del cine en general de James Wan, es la destreza que tiene a la hora de utilizar elementos de derribo y reabsorber los códigos pretéritos para renovarlos desde una perspectiva posmoderna, totalmente premeditada y autoconsciente, de convertirse en un auténtico carrusel de referencias pero sin por ello perder la identidad. Y sobre todo, los detalles, esas minúsculas notas ambientales que sirven para ir creando una tensión subrepticia: el piano que toca solo una melodía, los juguetes esparcidos por el suelo que se convierten en inesperados elementos de inquietud y los cuerpos tapados de los penitentes.
A pesar de que por el momento James Wan ha decidido abandonar el terror para inspeccionar otros terrenos, lo cierto es que con estas tres películas ha conseguido situarse como uno de los más interesantes directores dentro género en la actualidad.
A favor: Adentrarse en la propuesta sin ningún tipo de prejuicio, proporciona disfrute garantizado.
En contra: El guion es una auténtica locura. Pero, ¿es eso realmente malo en este caso?