Una nueva pesadilla para agentes inmobiliarios
por Daniel de PartearroyoCuando David Koepp estrenó en 1999 'El último escalón' sufrió la frialdad del público y la crítica por las similitudes de su historia de fantasmas con 'El sexto sentido' (M. Night Shyamalan, 1999), el gran hitazo del año, por mucho que esos elementos procedieran de la novela que adaptaba, escrita por Richard Matheson en 1958. 'Expediente Warren: The Conjuring' asume el mismo riesgo que el filme de Koepp al basarse en uno de los fenómenos de casa embrujada tratados por los investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren después de que muchas otras películas hayan bebido indirectamente de sus experiencias (especialmente la saga 'Terror en Amityville', iniciada en 1979). Pero James Wan, quizás el director más capacitado para combinar atractivo comercial y firma autoral dentro del terror actual, afronta los previsibles lugares comunes de este tipo de historias con un sofisticado despliegue visual capaz de darles una nueva textura que, unida a la convicción de no conceder ni un respiro al espectador, hacen una reelaboración old-school genuina e innovadora del género.
No es la primera vez que, a través del lenguaje y el tono visual, el director de 'Saw' (2004) rinde tributo a un pasado idealizado en el que los narradores de terror creían de verdad en sus historias; no en vano, ya 'Silencio desde el mal' (2007) se abría con el logo de Universal de los años 30. Frente al pasatiempo y el capricho postmodernos reinantes hoy en día en el género, algo que el propio Wan también ha practicado con admirable eficacia en la juguetona 'Insidious' (2010), lo que proponen 'Silencio desde el mal' con su hiperestilización y atmósfera de casa del terror y 'Expediente Warren: The Conjuring' con su cuidada ambientación setentera es una mirada hacia el pasado que busca resortes clásicos de nuestras mayores pesadillas y los destila actualizando su manifestación sin abandonar la esencia primigenia. Los fenómenos poltergeist que sufre la familia Perron no pillarán por sorpresa a muchos espectadores, pero el modo en que Wan combina fórmula y revisión, minimalismo ambient (golpes en una puerta o dos palmadas como expresión absoluta de terror invisible) y explicitud carnavalesca (los saltos de tono son marca de la casa) aseguran pelos de punta durante todo el metraje.
Igual que dos familias distintas convergen bajo la maldición, es muy interesante cómo la filmografía de Wan se superpone película a película. El gusto del director malasio por los muñecos grotescos de mirada inanimada y maldad latente es notorio desde 'Saw' y, especialmente, 'Silencio desde el mal'. Ese elemento ha ido saltando de obra a obra, también a 'Expediente Warren: The Conjuring', donde se une a la recuperación de Patrick Wilson desde 'Insidious' para, junto a Vera Farmiga, dar vida a los Warren, investigadores paranormales como los que ya salían en la película anterior, otra vuelta de tuerca a las historias de casas encantadas. Con esa sensación de desbordamiento progresivo de elementos el cineasta está construyendo un universo poroso y reconocible, elegante y gamberro, con un gran futuro por delante. Esperemos 'Insidious: Chapter 2'.
A favor: El escalofriante prólogo: efectividad absoluta con los elementos mínimos.
En contra: Puede que la historia sea demasiado previsible para los aficionados a las cabriolas argumentales.