Cuando eliges una comedia romántica buscas algo ligero y divertido, chico que se enamora de chica -o viceversa- con una historia graciosa y ocurrente, unos amigos secundarios que aporten el toque de diversión y humor y un final feliz; un mínimo de argumento que capte tu interés y consiga entretenerte. Aquí tenemos a Justin Long, especialista en hacer siempre el mismo tipo de papel -el pobre debe estar aburrido- colocado en medio de la plaza del pueblo, con dos amigos que apenas dan juego, unos diálogos sin consistencia y de palpable ligereza -levedad que no llena ni satisface- y un relato que apenas va a ningún sitio. Si, es verdad, hay una pareja que se enamora pero..., ya está?, debo conformarme? Todavía hay quien dirá que es bonita y dulce, buena para un rato pasajero -hasta puedo llegar a admitirlo- pero..., échale unas especies, un poco más de condimento a la comida y verás como pierde ese regusto desaborido, esa sosez gustativa que hace que la consumas sin mucha consideración, placer ni motivación añadida. Que al final te conformes y digas que no ha estado mal -sobre todo gracias a la frescura y animada tonalidad de una música que tapa muchas obvias carencias-, no me vale. Básica comedia romántica norteamericana sin mucho recorrido -poco y flojo- que contar y apenas material que disfrutar cuya sustancia, alma que da vida al romance no da ni para un café largo; corto, expreso y de sabor disperso y poco concentrado. No da para soñar, no llega para que tu imaginación vuele y se ilusione ni tu corazón palpite. El tráiler da para mucho más que la propia película!!! Aún así, podrás decir que es bonita y dulce, buena para un rato pasajero; no me vale.