Un asesino en el diván
por Rodolfo SánchezEl comienzo de la carrera de Harold Ramis como director coincide más o menos en sus inicios con su carrera como actor. Perteneciente al grupo generacional de Chevy Chase, Bill Murray, Robin Williams, Dan Aykroyd..., Ramis debutó en 1980 con El club de los chalados, magnífico título como epígrafe del título y siguió durante los noventa realizando un par de títulos más hasta que en 1993 dirigió Atrapado en el tiempo, quizá su película más conocida aunque dudemos de que la mayoría sepa quién es el director de la misma. El éxito de esta comedia propició que durante los noventa Ramis siguiera con su carrera y tuviera de nuevo un enorme éxito con Una terapia peligrosa, coincidiendo más o menos en el tiempo con Los Soprano.
Así, Ramis construye una comedia alrededor de sus dos actores protagonistas, Robert De Niro y Billy Cristal que funciona francamente bien gracias a un guion que, aunque acaba deshinchándose llegado el final, posee momentos francamente brillantes y situaciones de gran comicidad. De Niro se desinhibe y entrega un gánster paródico de sí mismo que ocasione que su personaje parezca una terapia en sí misma para el actor. Pero no es Una terapia peligrosa una parodia de trazo grueso, sino una suerte de homenaje en tono de comedia que divierte y entretiene con inteligencia, que al final cae en un cierto desenlace algo rutinario pero que no rompe a una película que, tras verla varias veces, sigue sorprendiendo en algunos de sus gags y en sus ingeniosos diálogos. Una película divertida que en su pretensión de ser una comedia simple pero directa encuentra su solidez.
A favor: Un guion divertido, dos actores con mucha química.
En contra: El final es demasiado convencional.