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    Infiltrados en la universidad
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Infiltrados en la universidad

    Regreso a la escuela

    por Alejandro G.Calvo

    Férreos opositores a nuevos reyes de la comedia, el tándem formado por los realizadores norteamericanos Phil Lord y Christopher Miller –que ya estrenaron este año esa bomba meta-fílmica llamada La Lego película-, recuperan a los protagonistas de Infiltrados en clase (2012) –un sleeper en toda regla que ha acabado alzándose como film de culto- y los somete exactamente a la misma fórmula que el film primigenio para obtener, sino un resultado cualitativo parecido, otra divertidísima película que bebe tanto del cine teen post-Desmadre a la americana (1978) como del humor auto referencial  tan propio de nuestros tiempos (básicamente: que sabe reírse de sí misma a base de un buen puñado de chistes de altura). Jonah Hill y Channing Tatum vuelven a compaginarse a la perfección en un toma y daca de chanzas sinfín, donde incluso acaba funcionando mejor su química de cómplices y colegas, que sus irregulares líneas cómicas (el eterno chiste que compara su amistad como el de una relación homosexual llega a ser agotador).

    Infiltrados en la universidad va de menos a más. De hecho, arranca fatal, con una secuencia bastante ridícula donde nuestros policías encubiertos tratan de hacerse pasar por narcotraficantes sudamericanos; mientras que, por el contrario, lo mejor de la película son sus títulos de créditos finales, donde vemos una serie de teaser-posters y teaser-tráilers de las próximas ¡veinte! secuelas de la película. En medio, lo dicho, ¿si funcionó una vez, por qué no repetirlo? Misma fórmula, mismo colegueo, mismos colocones y mismas persecuciones donde se destruye todo a su paso. A medida que se va calentando la obra esta va enloqueciendo por momentos, pasando de los habituales y consabidos gags universitarios  a enormes set-pieces de comedia salvaje que coquetea tanto con la screwball comedy como con el gag físico a lo Jerry Lewis. A destacar la imprescindible presencia en la obra de Jillian Bell: suyas son las réplicas más mordaces y suya es la mejor pelea de la película (aunque quizás estemos hablando de un coitus interruptus).

    A favor: No sé si me vería veinte películas más del estilo, pero compro los títulos de los crédito

    En contra: Que tarde una buena media hora en empezar a hacer gracia.

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