Herederás la tierra
por Daniel de PartearroyoNo muchas películas estadounidenses realizadas después del derrumbe de Lehman Brothers han tenido la cortesía de dirigir su mirada hacia la forma en que la debacle del capitalismo tardío ha afectado a las comunidades rurales y agrícolas. Con la excusa del gas natural y la figura urbanita transformada por el contacto telúrico, Gus Van Sant trató la explotación corporativa del suelo en Tierra prometida (2012), pero el cine de Hollywood todavía está lejos de la actualización de Las uvas de la ira (John Ford, 1940) que muchos campesinos, trágicamente, están experimentando por su cuenta. El director Ramin Bahrani, con una filmografía poco sospechosa de dar la espalda a los problemas sociales y los relatos de la gente corriente, lleva su quinto largometraje a los cultivos de maíz de Iowa con intenciones tenaces, pero una vez allí se diluye en la película más impersonal e insípida de su carrera.
Dennis Quaid, con una dedicación y amplitud de matices que no había mostrado en al menos una década, interpreta a Henry Whipple, un granjero y vendedor de semillas entregado a su trabajo en cuerpo y alma. La clase de persona para quien el protagonista de Muerte de un viajante parece un modelo a seguir, tanto en patética devoción servil por el negocio y los lapsus de moralidad que pudiera requerir un buen trato como en obsesión por transmitir su dudosa vocación a un hijo díscolo (Zac Efron) con otros planes de futuro. Ah, y sin olvidar el inevitable adulterio, que ejerce religiosamente con una vecina del pueblo (Heather Graham) mientras su mujer (Kim Dickens) se queda en casa soñando con cruceros que nunca sucederán. Porque uno de los aspectos más negativos de A' es cómo el guión hace 'check-in' en toda clase de clichés argumentales que la construcción dramática va acumulando con indiferencia, como si fueran los granos necesarios para visualizar una mazorca.
Igual que ocurría en otra película reciente que representaba la lucha entre educación familiar y herencia genética en los conflcitos paterno-filiales, Cruce de caminos (Derek Cianfrance, 2012), el filme de Bahrani excluye a sus personajes femeninos de cualquier consideración. Poco importa que la guionista Hallie Elizabeth Newton colabore en el libreto. Todas las mujeres de 'A cualquier precio' desempeñan un rol sonrojantemente arquetípico: la esposa y madre, la amante promiscua y la adolescente inteligente que no tardará en emigrar del pueblo en busca de un ambiente mejor; ésta última, interpretada por Maika Monroe, el mayor descubrimiento de la película. Tantos lastres narrativos, a los que hay que sumar un gran número de escenas donde los personajes verbalizan la evolución de su rol en la historia por si surgiera alguna duda en el patio de butacas, hacen añorar trabajos anteriores del mismo cineasta como Un café en cualquier esquina (2005), Chop Shop (2007) o Goodbye Solo (2008), donde al menos la fotografía luminosa de Michael Simmonds tenía historias impresionistas que elevar. Parece que el peaje que Bahrani ha tenido que pagar para seguir cultivando sea usar las semillas homogeneizadas del mainstream nivelado a la baja, recogiendo una cosecha superficialmente atractiva pero con sabor a plástico.
A favor: Es una alegría ver a Dennis Quaid en plena forma.
En contra: Da rabia que sea en una película tan burda y por debajo del talento de su director.
A cualquier precio