Últimas opiniones sobre Lore

Producción alémana que nos cuenta la historia de la joven Lore y su familia, allá por el año 1945 cuando ya las tropas aliadas estaban arrinconando al ejercito alemán. Te diré que la película es muy interesante y está bien rodada, con una buena fotografía y muy buen uso de la cámara, pero también te digo que todo va muy lento, sin prisa y puedo entender que a buena parte de los espectadores pueda llegar a aburrir. En mi opinión creo que es una buena película en la que lo mejor es el trabajo interpretativo de los niños, hacen un trabajo excelente, hacen que el espectador se crea su historia, los niños lo pasan bastante mal, son tiempos complicados y hasta que llegan a casa de su abuela pasan muchas calamidades, pero la abuela también tiene lo suyo. Si duda ninguna la que destaca de todos y brilla en su interpretación es Lore, que es Saskia Rosendahl y la verdad no la conocía de haberla visto, o por lo menos no la recuerdo en otras películas, Saskia hace un trabajo impresionante y es la que lleva todo el peso del filme. Como ya he dicho creo que la película es muy interesante y tiene ese ambiente de intriga y uno se traslada a aquella época y se pasa un poquito mal, casí todas las películas que tratan el tema de el final de la Segunda Guerra mundial siempre nos cuentan la parte del Fhurer, o el tema bélico por norma, pero aquí es desde otro punto de vista, es más desde la familia, desde las personas, no desde los militares, además de que en el fondo también existe una historia de amor, amor puro y sincero, sin besos, sin romance. Creo que la película está muy bien tratada en cuanto a la fotografía y el aspecto visual, ese paisaje triste y a la vez con ganas de vivir, creo que es una película muy intensa y bien contada, pero todo circula muy lento y puede llegar a cansar. Lo mejor, el trabajo de Saskia Rosendahl, actríz joven y para mi desconocida y que si va en esa linea tendrá que decirnos muchas cosas.

Película intimista, atrayente y sugestiva por el terror y pánico que describe con una belleza, hermosura inusitada; el uso perceptivo de la cámara, su obsesión por los pequeños detalles, por las penetrantes miradas y sus rostros angustiosos, ese moverse lento, delicado y pausado donde parece que el tiempo es eterno y la supervivencia una simple molestia, el desfile y sobreabundancia de color entre tanta tristeza y desolación, la sutileza, pulcritud de los gestos y las formas más allá de la desesperación y la muerte, la operística y fascinante música de fondo que, extrañamente, adormece y enternece provocando el olvido de la crueldad que se narra..., un desfile de inexplicables sentidos y emociones, desde el punto de vista de una niñez súbitamente interrumpida, que sobrecoge y perturba por partes iguales. No penetra en el por qué de la huida, ni en el conflicto bélico, le dan igual; la verdad es que, la guerra de fondo y todo lo que de ella se puede derivar es lo menos importante para Cate Shortland. En la novela de Rachel Seiffert, de la cual parte y se nutre, el foco, objetivo principal es una ingenua adolescente y sus hermanos menores, convertida forzosamente en padre y madre pero que, en el fondo, sigue siendo una muchacha en plena adolescencia que no quiere crecer; que te sea suficiente atractiva como para mantener tu corazón en vilo es toda un incógnita. Es difícil de definir y precisar pues, su ritmo es atrayente y encantador, sus maneras de gran hermosura -con toda la inspiración de una bella poesía- aunque, la historia y su capacidad de impacto flojea y no acentúa su contenido profundo. Brilla más el envoltorio que el regalo que envuelve.

La historia es tan devastadora que, sin más artificios que los de una gran actriz y un buen guión, consigue llenar al espectador de sentimientos, para bien o para mal.