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    El pasado
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    El pasado

    Autoría emigrada

    por Violeta Kovacsics

    En su última película, Asghar Farhadi se ha mudado de Irán a Francia, aunque los escenarios de El pasado, no entronquen con el imaginario de un París cinematográfico. El cambio ha ido acompañado de una serie de diferencias y similitudes respecto a sus anteriores películas. De entrada, El pasado comparte con sus predecesoras, las excelentes A propósito de Elly y Nader y Simin, una separación, el retrato realista de unas relaciones complejas, el uso de una cámara inquieta y el trabajo impecable sobre el espacio. En El pasado, el grueso del relato tiene lugar en la casa a la que Ahmed llega para visitar a Marie, su exmujer, que está a punto de casarse con otro hombre, partícipe a su vez de otro drama familiar.

    A próposito de Elly arrancaba con la desaparición de una chica en una casa junto al mar; Nader y Simin, una separación hacía lo propio con la denuncia de una mujer a un hombre, acusado de empujarla y provocarle un aborto. Ambas acciones tenían algo de McGuffin de cine de arte y ensayo, servían de motor de sendas narraciones que luego se desplazaban hacia otros derroteros, hacia el retrato social y de roles, hacia la crítica política velada. En este sentido, se podría considerar que en El pasado el secreto en torno a la nueva relación de Marie juega un papel similar al de dichas acciones a la vez que desplaza la película del drama a la intriga. El crítico argentino Diego Lerer definía con acierto el cruce de géneros que se da en las películas de Farhadi: "Es como si las películas estuvieran integradas por interrogatorios y entrevistas, lo que las hace más parecidas a policiales que a dramas. Esa curiosa mezcla de géneros puede ser agradable y curiosa –El pasado es una especie de investigación detectivesca sobre un hecho del cual todos parecen tener versiones contradictorias–, pero también algo agotadora: en el mundo de los “sentimientos” la investigación siempre debería ser menos importante que, bueno, que esos sentimientos que se investigan…".

    A Farhadi le gusta dar vueltas alrededor de un secreto o de un misterio (¿dónde está la mujer desaparecida?, ¿empujó el protagonista de Nader y Simin a la mujer embarazada?, ¿qué pasó entre la pareja de El pasado?), pero ello debe ir acompañado de una puesta en escena que envuelva la trama y que impida que la narración decaiga, algo que no consigue en El pasado, en la que el cineasta debe recurrir a golpes de timón descaradamente dramáticos.

    No se debería juzgar a los personajes de una ficción como si fuesen personas reales, sin embargo, este ejercicio de contención resulta algo difícil cuando es el propio director el que lo propone. Nader y Simin, una separación destacaba por sus personajes, que eran tan buenos como malos. En El pasado, sin embargo, se impone la mirada del marido iraní, que juzga constantemente a la familia de su exesposa, pero que lo hace desde la distancia, desde la ausencia, desde una posición tan cómoda como intocable. Se trata de un punto de vista misógino (como apuntaba acertadamente Lerer en su crítica), más dudoso que los propuestos por Farhadi hasta la fecha.

    A favor: El trabajo sobre el espacio de la casa.

    En contra: La mirada sobre los personajes, algo más unilateral y juiciosa que en sus anteriores películas.

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