Tópicos, adolescentes y alienígenas
por Quim CasasLa protagonista de La quinta ola se define al principio del filme como una chica de instituto normal. Lo hace dentro de un flash back que encierra una anticipación; hasta las estructuras narrativas 'complejas' llegan al cine adolescente de ciencia ficción. Porque La quinta ola surge de la modalidad del fantástico teen de los últimos tiempos, ejemplificada por sagas y filmes como Harry Potter, Los juegos del hambre, Crepúsculo, La huésped y Divergente, con toques de La invasión de los ladrones de cuerpos y sus muchas ramificaciones.
Era una chica de instituto normal. Ahora, con la Tierra amenazada por unos alienígenas que se han quedado sin espacios que ocupar e invaden anfitriones humanos como los ultracuerpos, Cassie (Chloë Grace Moretz) se ha convertido en una superviviente que busca su destino, y de paso a su hermano pequeño perdido por culpa del enésimo osito de peluche, armada con un rifle que no sabe manejar.
La Tierra se ha quedado sin electricidad, como en la teleserie Revolution, pero hay otras amenazas que los alienígenas lanzan como plagas bíblicas: un maremoto, la gripe aviar… Todo es bastante previsible y con decisiones de guión como mínimo sorprendentes: ¿Cómo puede ser que en el instituto la profesora se ponga a enseñar derivadas cuando hace diez días que encima de la ciudad hay un gigantesco y amenazante platillo volante? Ya que las cosas son tan previsibles, a los tres guionistas, entre ellos gente de relumbrón como Akiva Goldsman (Batman y Robin, Yo, robot, Soy leyenda) y Jeff Pinkner (Alias, Perdidos, Fringe), se dedican a dar giros por doquier en el último tramo de la película.
Uno de ellos atañe a un joven que siempre se ha sentido diferente, no diremos porqué. Cuando el relato se pone ñoño, no hay por dónde cogerlo. Como historia de ciencia ficción alienígena tampoco aporta novedades dignas de mención. Como aventura adolescente, asume todos y cada uno de los tópicos previsibles. No he visto nada más del director, J Blakeson, pero no sé que pinta aquí uno de los socios que ha tenido J. J. Abrams en sus tres mejores series.
A favor: La convicción que intenta dar en todo momento Chloë Grace Moretz.
En contra: Lo previsible de la historia, lo ridículo de algunos personajes y pasajes.