Liberación de un pueblo, pérdida de una familia; la soledad de un hombre, la leyenda de un mito. Un alto precio, un gran coste emocional para un hombre que supo evolucionar de la pura y feroz violencia a la más sincera y generosa humanidad. Éste es el gran atractivo de esta nueva película, esta última versión sobre la vida de Nelson Mandela; porque los hechos son conocidos, todos sabemos de su historia, todos hemos oído hablar de su vida por todas partes. Pero..., he aquí un hombre, expuesto como tal, que se presenta desnudo y totalmente despojado ante los demás, que sufrió un gran coste humano, moral, emocional y familiar, irreparable dolor que supo aparcar por el bien de su pueblo, con miras a un bien mayor. Respecto la parte técnica del filme, se cuenta con una espléndida y hermosa fotografía de su querida tierra, una cuidada y meticulosa puesta en escena y una impresionante, fabulosa -más si tienes la suerte de visionarla en versión original- interpretación de Idris Elba; un perfecto y detallado trabajo que evoluciona lentamente, poco a poco, de menos a más, llegando a su cenit, máxima explosión en la última media hora. Pero, todo esto es secundario, se sabe de antemano que será una gran historia, un gran relato emocional, sensible y de hondo calado afectivo; su gran aportación, su gran baza, novedad es la exposición del niño que fue, del hombre que amó, del padre que sufrió, del marido que perdió a su familia, del ser humano encarcelado que resistió, del ciudadano que se mantuvo en pie por unos ideales, del individuo en el cual se transformó..., un espíritu, esencia y carácter que lo impregna todo en el cual, supo darse al mundo a cambio de la pérdida de su propia vida, de sus alicientes o perspectivas personales. Un abrazo del mundo, un cariño de sus conciudadanos a coste de una inmensa soledad interior, recóndito desamparo de sus seres más queridos; el coste por servir a tus ideales y mirar por tu pueblo. Lo dicho..., la soledad de un hombre, la leyenda de un mito..., un alto precio!!!