Película escrita y dirigida por Stuart Murdoch, lider del grupo De Belle & Sebastian de música indie que, según los entendidos, deja su impronta de tristeza y quebranto en cada esquina de las escenas musicales de este película.
No conozco a dicho grupo, no se mucho de la música indie, sólo se que mucha actuación musical, encantadora y seductora, fresca y juvenil, pueril y dulce pero poca correlación o consistencia en la narración, en los personajes y su seguida lo cual tiene como consecuencia la pérdida del espectador, el desapego de su interés y la ausencia definitiva de cualquier empatía o absorción que hubiera permitido disfrutar de toda la historia, que hubiera posibilitado deleitarse con un paquete completo de imaginación inventiva y embaucadora fascinación más allá de ver simplemente la exhibición continua de vídeos y actuaciones musicales.
Porque sí, es género musical, y ésta es lo más importante pero si no cuidas la narración, trabajas el argumento, si no ofreces personajes de conexión que motiven la sucesión de sus pasos, si su presencia es una inocente excusa para las canciones llenas de maravillosa ensoñación, deseosa inocencia y una coreografía de ingenuidad cautivadora y visión querida por su tierna locura desinhibida..., disfrutarás enormemente de esta parte, saborearás con gustoso placer y sublime plenitud de su ritmo, sintonía y melodías pero no será suficiente para evitar tu somnolencia en los espacios intermitentes, tu bostezo ocasional en los breves descansos musicales, intercalado atractivo-hechizo con insípido-apático imprevisto ante la falta de acierto y motivación en rodar los personajes, en crear afinidad entre ellos y un por qué estimulante e impetuoso que enlace con sugestiva razón las espléndidas letras y su hermosa ambientación musical.
Dos partes componen este largometraje: un aplauso, un ¡bravo! incesante de vítores espléndidos y halagos fructuosos para la artística y su fantástica estética; abandono estéril, gratitud apenas percibida, emoción sin esperanza de ser sentida para la historia, su explicación, su rodaje y continuación de apoyo complementario a las exquisitas y bailables canciones y su armonioso enamoramiento para unos oídos embellecidos por la sabia maestría del sonido recibido.
Simpatía acogedora de bienvenida abrumadora y expectante que se va diluyendo cual hermoso pequeño río que se pierde y confunde en su llegada a la vasta inmensidad del océano que le muestra su razón de existir y que es mitigado por su propio entusiasmo sonoro en lugar de haber sido encumbrado por la genialidad y matiz de un conjunto cuidado en todos sus aspectos.
Esmerada devoción, meticuloso empeño y riqueza en los detalles para la sensibilidad de las letras, delicadeza de la música..., del resto se han olvidado.
Tu lamento será confuso, obvia tu no plena satisfacción, evidente la mejoría del resultado, clara la superflua sensación dejada, ambivalente tu opinión respecto el filme observado, un quiero-pero-no-puedo darte más de un aprobado -con positivo punto extra por alegre, candente entonación- por cumplir únicamente con la mitad de los requisitos solicitados.
¡God help the girl!, ¡no se hasta qué punto lo ha conseguido!
"Voy a volver a mi habitación", como dice el mustio acompañante de aventura musical de esta chica con miras lejanas.