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Beatriz López Velasco
96.874 usuarios
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3,0
Publicada el 7 de enero de 2014
La primera media hora de la película se centra en mostrarnos como es el tímido oficinista Walter que se imagina a sí mismo respondiendo de una forma más heroica y políticamente incorrecta a las situaciones que se le plantean, extravagantes efectos especiales incluidos. Por suerte, a partir de aquí es cuando la película despega, Walter decide pasar a la acción y tal cual, con su camisa de manga corta con corbata, su cazadora y su maletín se planta en el aeropuerto con destino Groenlandia en busca del negativo perdido. De Groenlandia a Islandia y luego a Afganistán, para dejarnos disfrutar de unas bellas imágenes y una potente banda sonora en un viaje por medio mundo que cambiará la vida de Walter Mitty para siempre. Una bonita forma de enfrentar la realidad con la ficción y de hacernos creer que otro mundo es posible, por eso no entiendo muy bien como en el viaje real se permiten ciertas licencias como ver tiburones en Groenlandia o tener cobertura móvil en el Himalaya, como broma queda tierna y encantadora, pero no tiene mucho sentido en el contexto de lo que quieren contarnos.
Al principio es un poco rollo, no te asustes, porque va mejorando a medida que avanza y de hecho no te esperas el cariz que acaba tomando, hasta que llega al precioso final. A pesar de que íbamos a verla con reticencias, nos ha gustado mucho.
Película entretenida. Ben Stiller hace un buen papel. La trama no está mal y nos da una visión diferente de la trama de la película del mismo título de 1947. Nos hace pasar un buen rato.
Es una buena película. Diferente y con un mensaje positivo sobre la vida, el amor y el esfuerzo como fuente de felicidad. A pesar de ser algo comercial y ligeramente superficial se sale de los clichés tan manidos en un gran numero de producciones americanas. Hace falta más cine como este que cuente historias de personas y menos cine vacío para pasar el tiempo. Esta película consigue dejarnos buen sabor de boca.
Muy lenta. Se nota que la produce Ben Stiller; todos actúan como el. Argumento demasiado forzado. No resulta creíble. Tiene algún golpe bueno pero es irregular, no queda claro si es comedia o drama e incluso intenta ser cine espiritual sin conseguirlo.
Ben Stiller es un soñador, nos venden su fantasía en las paradas de autobuses, yo la viví en una sala. Allí se produjo un cliché, me remonto a cierto gag en ‘Padre de familia’ en el cual Peter Griffin y los suyos están viendo la película ‘Philadelphia’, Tom Hanks aparece en pantalla y Peter grita muy exaltado “¡pero si es Tom Hanks! ¡este tío es la monda! ¡te partes con todo lo que dice!”, a continuación, Hanks suelta una frase escueta y directa: “tengo SIDA”, acto siguiente, Peter se mea de la risa. Obviamente, Peter es un dibujo animado y en ‘La vida secreta de Walter Mitty’ no hay lugar para Tom Hanks ni para el VIH. La historia divaga durante dos horas sin tregua, la segunda es más un pellizco de aquello en lo que Stiller pretende convertirse que una comedia al uso, en otras palabras, la de Walter Mitty es una fábula que supone un ligero (ligerísimo) cambio de rumbo en la carrera de este hombrecillo en su faceta como director de cine. Cuando no se dedica a mirar su semen en flequillos ajenos, Stiller invierte en ideas, hasta la fecha solo he tenido el placer de contemplar dos (tres con esta) de sus cinco locas creaciones, todas ellas impregnadas del humor básico y simplón que ha caracterizado su puesta en escena desde que la industria se lo tragó tras unas cuantas apariciones secundarias en películas como “El imperio del sol”. El ejemplo que he expuesto al principio no ha sido por capricho, ni tampoco uno de los tantos delirios y ensoñaciones que invaden al protagonista del film sobre el que escribo. Como he dicho, su segundo tramo es un drama y añade una insólita gama de emociones poco frecuentes (o al menos, poco esperadas) en el tío Ben, pero al público todavía le quedaban fuerzas para carcajear siempre que su estampa hacía acto de presencia. Y eso es a lo que va a tener que enfrentarse de aquí en adelante, ya no hablo de críticos americanos infelices e incapaces de apreciar una obra estupenda por falta de corazón, si no del lastre de un legado de chabacanería y torpeza que le sigue pisando los talones incluso cuando trata de evitarlo…y parodiar a David Fincher no va a servirle de mucha ayuda, en absoluto. //// Podéis leer el resto de nuestra reseña en el blog...