¡Hay si el espíritu de John McCain pudiera!, ¡te daba dos guantazos Owen Wilson!, por el esquivo intento, de vigor y estilo, con el que representas a ilustres que hicieron de héroes con categoría, dignidad y apremio; sino ¡mira a quién tienes al lado!, en su día fue uno de ellos, ahora ex-Bond resacoso y con achaques fallidos de volver a ser algo de lo que fue, cuyos intentos tienen su consideración y mérito, aunque de poco acierto y tino en su fructífero beneficio.
Pero hay que trabajar y Pierce Brosnan lo hace, ya sea en comedia, acción o drama, lo que surga, como se pueda, siempre entregando todo su condimento y experiencia, cosa distinta es que el guión anule toda posibilidad de crédito de que tan esforzada contribución elabore un plato exquisito y sabroso.
Porque aquí el guión no existe, se llama sinopsis a lo que únicamente es llegada a destino y salida de allí zumbando que los americanos son el enemigo y ¡hay que matarlos!, y la supuesta frenética carrera para salvar la vida no tiene emoción, robustez, ni espíritu, ni decente adrenalina que la salve de la quema en la memoria, su aceleración apenas da para empuje fugaz, para evocar una mínima tensión mientras permanecen ocultos y el monstruo asiático pasa cerca pero sin encontrarlos; y si lo hacen, surge el as escondido en la manga para acompañar a una familia que no entusiasta ni fascina en su límite entre la vida y la muerte.
Cámara lenta para reflexionar sobre el horror que se está viendo/rapidez a la escena cuando se trata de correr y escapar, una pequeña gota de charla aclaratoria de por qué todo y por qué a ellos, un minúsculo receso de tregua para la parte sentimental y dramática y, vuelta a la noria de las pruebas hasta hallar la salida del laberinto; ahora, de nuevo, vuelven a quedarse solos pero con la clara convicción de un plan y de poder sacarlo adelante, y John McCain, descalzo por el pasillo de su hotel, con su divertida cháchara y su cara de loco querido ¡era la bomba!, sin necesidad de tanto recorrido por las malditas calles de Tailandia.
Que sí, que me repito, que qué pesadita con la jungla pero, es que al menos su cristal no dejaba dudas de su contundente temperamento y profunda eficacia para entretener y eclipsar tu tiempo y mente, aquí el golpe de estado sólo aturde y atrapa los diez minutos últimos, el resto es un estado comedido de observar como dan golpes sin mucho más que sentir, captar o motivar.
“No estés triste papi. No lo estoy, cariño”, pero si un poco desilusionada, decepcionada si se quiere, que suena más rotundo porque, John Erick Dowdle, abandonas el cine de terror ¿para qué?, ¿para crear pavor, miedo y estupor por conservar la vida?, ¿osadía de hacer lo impensable por cuidar y proteger a la familiar?, pero ¿realmente lo logras con remate de eficiencia sentida? o ¿miras y escuchas pero tu pulso cardíaco no eleva su ritmo?
Si se trataba de superar obstáculos hasta llegar a lugar seguro, tantos como quisieras podrías haber imaginado y, en vez de 101 minutos, dos horas de duración si hubiera sido tu deseo haber presentado pero, no cambiaría el hecho de que tanto movimiento de ficha no anima la partida, ni que con más sangre, muertos y heridos, el personal más se conmueve; ligera en cuanto a su martirio, superficial en cuanto a su atrape, teneu en cuanto a contenido, se que hay que evitar el estrés y nerviosismo, que no son buenos para el cuerpo pero ¡tampoco no hallarlos cuando se solicitan y se va en su búsqueda!
Atrapado como extranjero, con tu familia a cuestas, en ciudad en medio de un conflicto civil y bélico, aterrador pensamiento que acongoja el alma, atura la razón y pone la piel de gallina por las desastrosas consecuencias que de ello se pueden derivar; el presente director estuvo a punto de vivir una situación similar si no fuera por la precaución que tuvo de anular su viaje a tierra tan hermosa y explotada; y de tan horrible peligro, que estuvo a un paso de suceder, surgió la idea de esta película sólo que..., desde 2006, que pudo haber tenido lugar tan fatídica casualidad, hasta el presente 2015 se le secaron las ideas, el susto se le apaciguó y toda la potencia y energía que se podía haber sacado de tan alarmante probabilidad perdió su fuelle, consistencia y gas hasta conformarse en cinta para pasar el rato que no caldea ni eleva la temperatura, tendrá que ser el marchoso del grupo quien aporte la vivacidad y locura, desmadre y pujanza a la noche, o si te has hinchado de palomitas ¡eso que te has ganado!
Por cierto, entre Tailandia y Vietanm está Laos, la solución final presentada sólo podría venir de los mismos que ¡quemaron fallas en la semana santa de Sevilla!, ¡bravo por el conocimiento que se tiene del resto del mundo!, a mirarse menos el ombligo ¡que existe google!
De la distancia sideral, en la traducción, entre “No escape” y “Golpe de estado” mejor ni hablamos; los de aquí también tiene sus propias torpezas.
Lo mejor, su duración.
Lo peor, es muy básica incluso limitando lo que se espera de ella.
Nota 4,5