New Orleans. Tres hombres son encarcelados y metidos en la misma celda. Zack (Tom Waits), un disc jockey y Jack (John Lurie), un chulo, acaban en la cárcel ya que les han tendido una trampa. Ambos han sido incriminados por crímenes que no cometieron. Zack aceptó llevar un coche de un lugar a otro sin saber que en el maletero estaba oculto un cadáver. A Jack, por su parte, le prepararon una encerrona con una menor. Por estos motivos los dos terminan compartiendo una celda en una prisión de Luisiana con el excéntrico pero optimista Roberto (Roberto Benigni), un italiano con alma de poeta que fue encarcelado a causa de un homicidio involuntario. Su limitado dominio del inglés es a la vez divertido y exasperante. Lo que sí les será de utilidad es el hecho de que Roberto conoce una ruta de escape. Con el tiempo, el trío se escapa por un terreno pantanoso cerca de la cárcel, sin refugio a la vista. Los tres fugitivos se encuentran indefensos, por lo que las aventuras serán cada vez más atractivas.
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En este film, tres personajes recrean una historia pausada que da paso a lo absurdo, lo cómico y lo dramático.
Aunque los tres actores principales ralizan un gran trabajo, para mí el más brillante es Roberto Benigni
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