Viajes con mi simpatía
por Suso AiraBasado en uno de esos ejemplares de armas de destrucción masiva conocidos como libros de autoayuda (no me pregunten cuál o de qué iba: huyo de esa sección de las librerías más veloz que de las conferencias de Paulo Coelho), Héctor y la búsqueda de la felicidad recibió en su estreno británico y norteamericano un sinfín de varapalos precisamente por eso: por ser cine de autoayuda.
En un primer vistazo, y especialmente en esas partes del metraje que están más cerca de un publirreportaje de alguna ONG que de la típica y honesta feel good movie, sí que da esa impresión. Sin embargo, parece que nadie haya apreciado en esta contraversión desencantada e irónica a ratos su condición de sátira (amable, blanda) del universo de la autoayuda: ser la versión distanciada y crítica (dentro de lo que cabe) de engendros asimismo viajeros (viajes exóticos, que si no los occidentales ricos y guapos no se sienten realizados) como la nefasta Come, bebe, ama. Entraba dentro de lo esperable siendo el adaptador/guionista y director Peter Chelsom. ¿Por qué? Porque aunque Chelsom firmara la edulcorada pese a su premisa algo pesimista sobre el destino Serendipity, o incluso Hannah Montana: la película (hoy devenida involuntariamente pieza de culto), es el autor de la exquisita Funny Bones. Igual que esta comedia metacómica indagaba en lo jodido y psicopático que es provocar la risa y la sonrisa, esta crónica de viajes (género eminentemente británico y al que se apunta el film en vez de a la reflexión chorras autoayudadora) reflexiona sobre la infelicidad del urbanita acomodado y desquiciado (la descripción del día a día del psicoanalista encarnado por Simon Pegg es deliciosamente carne de sitcom Thames TV) y la incapacidad de destilarla o encontrarla. No, no es un spoiler, pero si cuanto extrae el personaje protagonista de ese paseo por la humildad y la miseria de diseño en China o en África son esos pensamientos que anota en su agenda (y que son de esa clase de pensamientos que te encuentras ya impresos en agendas o en memes de facebook) pues ya sabremos qué piensa Peter Chelsom de esta búsqueda.
A favor: la relación entre los personajes de Pegg y Rosamund Pike.
En contra: sobredosis de huerfanitos, prostitutas de buen corazón y limosnerías varias.