La molestia y martirio de una reina que piensa.
Que guste el personaje ¿añade exigencias a la película, o se disculpan sus pormenores por haber tenido la facultad de darte a conocer al mismo?; aparte está el caso de que ya sepas de ella, que poseas información previa de tan lustrosa figura histórica, pues será conocimiento sentenciador que la juzgue, con demanda variable, según se va observando.
Posturas diferentes que mandan a la hora de apreciar y valorar la cinta ya que, del agradecimiento de quien no sabía nada y lo descubre todo nuevo, al informado, ya sea ligero o experto, que sabe de las circunstancias y hechos hay un desajuste sideral, donde no habrá manera de ponerlos de acuerdo.
Pobre o rica, suficiente o escasa, el argumento se debate entre esa ambivalencia de quien disfruta con lo aportado y a quien, dado su saber previo, sólo ve fallos y carencias; ambos, sin embargo, compartirán la locuaz, penetrante y soberana interpretación de Malin Buska, que ayuda enormemente a curiosear con ganas en su vida y a estimarla y valorarla en conjunto, a pesar de cierta flojedad de asuntos y sujetos envolventes; como particular hallazgo te haces vaga idea del portento, valor y firmeza de la reina Cristina, como general abrazo se diluye su importancia y magnetismo al no mostrar, con contundencia y poderío, toda la envergadura de personalidad, coraje de sus decisiones y afianzamiento de sus convicciones contra viento, marea y todo un imperio en contra.
Con todo es historia, lo cual le hace ganar muchos enteros pues siempre es interesante, cultivador y entretenido que te narren lo vivido y ocurrido en otra época, esos amenos tejemanejes de rivalidades, disputas, engaños, traiciones y demás dificultades para gobernar un país por heredada corona; presiones políticas, imposición religiosa, despertar sexual, pensamiento propio más esa edad adulta que entra en escena y lo trastoca todo, con la rebeldía, carácter, osadía y entereza de una mujer valiente, revolucionaria, adelantada a la negrura de su tiempo.
Falta cuerpo y madurez sabrosa, de mayor calado y visionado más impactante, un interior más cuidado y profundo, detallado y penetrante que cubra las delicias de esa atención que se otorga pero no se colma; se perciben tintes de lo que fue esta vigorosa majestad, pero apenas sientes o vives con pasión determinada la herencia de su mandato y lo visionario de su actos.
Las artes, las letras, pinturas y libros como cultura deseada para su pueblo, libertad sexual elegida, fin del analfabetismo como objetivo, amén de esa investigación ilustrada y deseo de participar y promulgar descubrimientos físicos y metafísicos que mejorarán la vida de la gente, un enorme y pesado legado que da para mucho más que una cinta correcta y válida pero que deja mucho, casi lo mejor, fuera o sin gracia y don al ser explicado.
The girl king, la niña rey, que intenta añadir un poco de color a su vida gris, que está en buena salud para concebir pero nunca se someterá al dominio de ningún hombre, que habla y actúa diferente pues, como enamorada devota de la sabiduría de Descartes, busca hallar su glándula pineal, aquel asiento del alma que la prive de amar, sufrir y descorazonarse por tanto mal, rencor y odio que la rodean.
La mujer que no amaba a los hombres, la chica que soñaba con un libro y una pluma femenina, la reina en el palacio de las corrientes asfixiantes..., queda pobre y limitada en su creado reflejo; el cine sueco sabe plasmar con mayor habilidad y destreza sus historias, a la versionada referencia me remito aunque, por supuesto, es una co-producción alemana, francesa y canadiense, con firma finlandesa y la mencionada Suecia, y puede que ese sea el problema, la colaboración falla.
Lo mejor; la reina Cristina.
Lo peor; poca soltura en todo lo que la rodea.
Nota 5,5