Un joven sale una noche de fiesta, acude a la discoteca a ver a sus amigos, en la barra conoce a otro joven, se caen bien, se gustan y empiezan a conversar, ojeadas discretas, roces leves, risas complices e intercambio de teléfonos, vuelven a quedar, se están enamorando; hasta ahí, todo normal, nacimiento de una relación entre dos personas expresada con mucha sensibilidad, delicadeza y enorme ternura de miradas cálidas y manos que buscan un necesario y adictivo contacto de la piel del otro sólo que, él es palestino, estudiante que sueña con ir a Londres a acabar sus estudios y buscarse un futuro lejos del conflicto y suciedad patriótica que recorre su país/el otro es un abogado judío de buena posición y familia acomodada que trabaja en el bufet de su padre, uno oculta su condición gay pues su muerte sería segura/el otro presume de ella, ya fuera del armario, sin esconderse de nadie, uno vive en constante peligro y temor/el otro descubrirá que tampoco está a salvo del miedo, la corrupción y el abuso de los líderes de su país, una relación bonita, hermosa y natural que se complica por sus estados de procedencia y la carga bélica, religiosa, social, ideológica y feroz que arrastran que, aunque no va con ellos e intentan vivir su romance al margen de todo, se verán afectados, acorralados, sometidos y puestos entre la espada y la pared donde, elijas lo que elijas, estás muerto sin clemencia, miramiento ni pena.
Ese agónico, perturbador y oprimido telón de fondo, escenario de eterno enfrentamiento entre dos tierras de aberración mutua sin fin es lo que destaca y llama la atención entre dos personajes que inician su andadura juntos en busca de una posibilidad de éxito para su nuevo proyecto, que intentan saborear los pequeños momentos de intimidad, placer y felicidad compartida conscientes del peligro, represión y argucias que les esperan por la calle, al girar la esquina o de frente, por la cera, de estos nuevos títanes que actúan en nombre del honor del pueblo sin pudor ni esconder su maldad.
Excelente la interpretación de Nicholas Jacob, expresiva sensibilidad sugestiva acompañada, en una actuación de igual arte, por Michael Aloni que logran crear un ambiente seductor, intimista, acogedor, refugio escondite de la carga personal que arrastra cada uno y del terrorismo que impregna las ciudades de las que proceden.
El amor de la religión como arma mortífera que aniquila y mata el amor de pareja, padecimientos, dolor y vejaciones de una justicia nacional que tiene sus manos manchadas de sangre enjusta derramada sobre inocentes víctimas utilizadas en nombre de un ser superior, deleznables movimientos impunes que ensucian lo más precioso del mundo, dulces, bellas y vívidas emociones que bullen espontáneamente y sólo solicitan un ínfimo camino que recorrer para poder explayarse, abrir sus alas, afianzar sus pasos y expresar libremente esa grandios conjunción de sentimientos varios, incontables, incontrolables, sorprendentes, maravillosos que inundan tu alma e incendian tu cuerpo.
"Eres el amor de mi vida, tú eres mi vida...", sinceras y queridas palabras de alto coste en su práctica, opciones de desenlace que se reducen, afilada navaja que presiona con mayor insistencia, incertidumbre expirante que arruina la beatitud y placer de sus emociones compartidas; Michael Mayer presenta con sutiliza, sumo cuidado, finura y elegancia la historia de amor homosexual de dos jóvenes en tierra hostil cuyo grado de martirio, sufrimientos y horror va creciendo al compás de la fortaleza y resistencia de su compromiso que pide a gritos vivir su amor pues éste ya encontró rumbo a pesar de la violencia, brutalidad y heridas crueles de odio perpetuo de quienes les rodean.
Sencilla, modesta, se aprecia con estima, se observa con facilidad, incoherencia de dos pueblos que no hallan la paz, radicalismo que no permite abrazo, comprensión deseada que no encuentra salida, muestra tibia que plasma una realidad escondida que llama desesperada para poder iniciar una ruta distinta al presente de vejación y terror, potencia tenue de profundidad insinuada pero en la que no se incide pues resulta innecesario ante el carisma de estos dos romeos que se encontraron y pasaron de Julieta, sincera emoción de devoción válida para ablandar tu corazón y envolver tu alma pues "Por ti las puertas de sol y las madrugadas, por ti los sueños de amor y las noches amargas, por ti las palabras bellas, las dulces canciones...,por ti fue el amor y el odio, la paz y el tormento; por ti la ilusión y el gozo de vivir queriendo; por ti sigue viva la estrella que guía mis pasos; por ti no me desmorono ante los fracasos. por ti la contradicción y los disvaríos, por ti cada sin sabor, cada sin sentido; las lágrimas, las puñaladas, también las caricias; los celos, la furia callada, mi mejor sonrisa...," ¿quién no lo ha sentido, por ti, por él o por ella?