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5,0
Publicada el 16 de diciembre de 2016
Grandiosa. Empieza como la típica película bélica pastelosa y tienes miedo, miedo de otro Pearl Harbour en el que el almíbar pesa más que las grandilocuentes imágenes de los bombardeos.
Pero es este caso no es así. La historia no sufre de ser excesiva en nada. Tiene la cantidad justa de humor, de romance, de tensión y de sufrimiento para ser la película perfecta.
No soy capaz a borrar de la cabeza el muro de Okynawa por donde subían a la línea de batalla con los bombardeos detrás....
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4,0
Publicada el 22 de diciembre de 2016
Es una de esas películas que no te deja indiferente, que te afecta y hace aflorar los sentimientos. Además sabiendo que está basada en una historia real todavía parece que te afecte más, aunque pueda estar algo exagerada. Muy recomendable verla y creo que es mejor ir sin prejuicios previos.
La película que dirigiría Trump si fuese cineasta. Tras la impactante épica de 'Apocalypto', Mel Gibson vuelve por sus fueros al cine religioso cargado de violencia. Estamos ante una cinta fundamentalista cristiana, donde el protagonista salva vidas a base de fe cristiana. No usa armas en una guerra, por lo que por momentos no sabemos si estamos ante un loco o un muchacho ultra devoto. A pesar de basarse en una historia real, Gibson exagera todos los matices hasta la extenuación, llegando a causar la risa floja en algunos momentos de exaltación patriótica o divina. Le doy dos estrellas por sus impresionantes escenas de acción, no aptas para los más sensibles, al más puro estilo 'Salvar al soldado Ryan' o la infravalorada 'Corazones de acero'.
Muy buena película ... rematada con las secuencias finales, de personajes reales en blanco y negro, q constatan la escenas anteriores. Llevándote a pensar q Dios ayuda a los q les son fieles.
La película es demasiado religiosa, llegando a ser fundamentalista en muchos aspectos. Mel Gibson convierte la segunda guerra mundial en una especie de cruzada o guerra santa donde los americanos luchan con el favor de Dios en contra de los infieles, en este caso los japoneses. Éstos no tienen ni una sola línea de dialogo en la película y son retratados como unos animales que salen en tromba de agujeros, para acabar achicharrados por los lanzallamas americanos en demasiadas escenas para mi gusto. El protagonista es esperpéntico, ya que no solo se niega a matar (lo cual puede ser comprensible) sino a tocar ni siquiera un arma, ni por supuesto hacer las prácticas de tiro, tampoco come carne por lo que se pasa la batalla sin probar bocado, tampoco puede luchar en Sábado y no se separa de su biblia. Además Andrew Garfield, en un claro fallo de casting, se pasa toda la película con una media sonrisa. El final de la película es sencillamente demencial, ya que el protagonista se adentra solo en las cuevas enemigas, sus suministros médicos son ilimitados (reparte morfina a diestro y siniestro incluso a japoneses heridos), esquiva balas e incluso da patadas a las granadas, convirtiéndose en una mesías para sus compañeros. Por ultimo todos los soldados se ponen a rezar, y entonces ya pueden masacrar a los japoneses con unas escenas de una ametralladora vista casi en primera persona, que me puso los pelos de punta. Horrible.
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4,5
Publicada el 31 de mayo de 2018
Basada en una historia de la vida real durante la Segunda Guerra Mundial en la batalla de Okinawa, esta cinta centra su atención en un suceso, cuanto menos interesante por el contexto en el que se desarrolla y el mensaje que lanza es una intencionalidad manifiesta de su director que en la mayor parte de sus cintas. Tiende claramente a dar una visión muy particular en las tramas en las que basa sus obras por eso es uno de los mejores en este apartado. Esta cinta sólo es una prueba de esto que menciono.
El drama vivido durante todo la cinta, es de lo mejor cuando buscas no sólo espectacularidad. Si no enlazar una historia real con una película, es complicado no entrar en errores típicos y más al tener como máximo espectador a la misma persona que originó la misma. En esto Gibson hace un trabajo fantástico en la exposición de los hechos de una forma realista pero buscando siempre la magia brutal de una guerra que en muchos sentidos, no deja lugar a personas como el personaje principal de la misma.
Las secuencias sobre todo en los momentos álgidos de la cinta cumplen de manera casi brillante lo sangriento pero al mismo tiempo emotivo de lo vivido en ese momento de la historia. En algunas de ellas recordé casi sin querer a una cinta bélica también protagonizada por Tom Hanks que tuvo algo similar en algún momento de ella pero en Hasta el Ultimo Hombre, le superan de sobremanera y es una cinta profunda con un mensaje enternecedor al mismo tiempo que crudo que muchos no podemos dejar pasar por alto.
Es un film brillante, sólo me costó ver a Garfield en este tipo de género que no se adapta al perfil de este actor pero que no lo hace nada mal. Lanza mensajes subliminales interesantes, las secuencias de acción están magníficamente ejecutadas. En definitiva, una magnífica película del cine bélico.
Sin duda tendrá mérito desde el punto de vista técnico porque refleja con crudeza y realismo (?) el horror de la guerra, pero artísticamente no aporta nada. Pim, pam, pim, pam, los recursos de siempre. Dame un buen documental sobre este chaval interesante y no este larguísimo largometraje... No necesito ver ratas ni cuerpos destripados y mutilados en el campo de batalla para conocer la proeza de este objetor de conciencia, adventista del séptimo día, entre heroico e iluminado.
La película está muy buena, diría yo que podría llegar hasta a ganar un oscar. Para los que no saben y, dicen que hay un poco de exageración, estas cosas suceden en la guerra...el hecho de que no sepan como es una no quiere decir que puedan juzgar de esa manera una trama bélica. Las imágenes son muy buenas a excepción de algunas que se notaba que era algo digitalizado y no tan realista, pero eso no quita puntos. Recomendada, la ví dos veces. Y con el tema de la religión, obviamente también es realista, hay personas así en el mundo, no es una exageración de Mel Gibson sino, una realidad.