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4,0
Publicada el 22 de diciembre de 2016
Es una de esas películas que no te deja indiferente, que te afecta y hace aflorar los sentimientos. Además sabiendo que está basada en una historia real todavía parece que te afecte más, aunque pueda estar algo exagerada. Muy recomendable verla y creo que es mejor ir sin prejuicios previos.
Muy buena película ... rematada con las secuencias finales, de personajes reales en blanco y negro, q constatan la escenas anteriores. Llevándote a pensar q Dios ayuda a los q les son fieles.
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5,0
Publicada el 16 de diciembre de 2016
Grandiosa. Empieza como la típica película bélica pastelosa y tienes miedo, miedo de otro Pearl Harbour en el que el almíbar pesa más que las grandilocuentes imágenes de los bombardeos.
Pero es este caso no es así. La historia no sufre de ser excesiva en nada. Tiene la cantidad justa de humor, de romance, de tensión y de sufrimiento para ser la película perfecta.
No soy capaz a borrar de la cabeza el muro de Okynawa por donde subían a la línea de batalla con los bombardeos detrás....
Una película que te deja pensando en los valores que te llevan a la acción a diario, en hasta dónde te lleva tu filosofía de vida. Y obviamente también en lo cruentas que son las masacres...efectivamente, "las armas muerden".
Sin duda tendrá mérito desde el punto de vista técnico porque refleja con crudeza y realismo (?) el horror de la guerra, pero artísticamente no aporta nada. Pim, pam, pim, pam, los recursos de siempre. Dame un buen documental sobre este chaval interesante y no este larguísimo largometraje... No necesito ver ratas ni cuerpos destripados y mutilados en el campo de batalla para conocer la proeza de este objetor de conciencia, adventista del séptimo día, entre heroico e iluminado.
La película es demasiado religiosa, llegando a ser fundamentalista en muchos aspectos. Mel Gibson convierte la segunda guerra mundial en una especie de cruzada o guerra santa donde los americanos luchan con el favor de Dios en contra de los infieles, en este caso los japoneses. Éstos no tienen ni una sola línea de dialogo en la película y son retratados como unos animales que salen en tromba de agujeros, para acabar achicharrados por los lanzallamas americanos en demasiadas escenas para mi gusto. El protagonista es esperpéntico, ya que no solo se niega a matar (lo cual puede ser comprensible) sino a tocar ni siquiera un arma, ni por supuesto hacer las prácticas de tiro, tampoco come carne por lo que se pasa la batalla sin probar bocado, tampoco puede luchar en Sábado y no se separa de su biblia. Además Andrew Garfield, en un claro fallo de casting, se pasa toda la película con una media sonrisa. El final de la película es sencillamente demencial, ya que el protagonista se adentra solo en las cuevas enemigas, sus suministros médicos son ilimitados (reparte morfina a diestro y siniestro incluso a japoneses heridos), esquiva balas e incluso da patadas a las granadas, convirtiéndose en una mesías para sus compañeros. Por ultimo todos los soldados se ponen a rezar, y entonces ya pueden masacrar a los japoneses con unas escenas de una ametralladora vista casi en primera persona, que me puso los pelos de punta. Horrible.
La película que dirigiría Trump si fuese cineasta. Tras la impactante épica de 'Apocalypto', Mel Gibson vuelve por sus fueros al cine religioso cargado de violencia. Estamos ante una cinta fundamentalista cristiana, donde el protagonista salva vidas a base de fe cristiana. No usa armas en una guerra, por lo que por momentos no sabemos si estamos ante un loco o un muchacho ultra devoto. A pesar de basarse en una historia real, Gibson exagera todos los matices hasta la extenuación, llegando a causar la risa floja en algunos momentos de exaltación patriótica o divina. Le doy dos estrellas por sus impresionantes escenas de acción, no aptas para los más sensibles, al más puro estilo 'Salvar al soldado Ryan' o la infravalorada 'Corazones de acero'.