Reconozco el buen trabajo realizado por el director, la idea que intenta llevar a la gran pantalla, el magnífico hacer de la actriz protagonista, el interés inicial por saber qué tiene que decirme este personaje, observar y seguir la obcecación religiosa, el devenir obsesivo de una creyente por salvar el mundo y a sus ciudadanos, la devoción, arraigo y pesadilla en que pueden convertirse unas creencias fervorosas, el formato tan meticuloso y perfeccionista de la cámara por evitar su presencia, ausencia necesaria y apreciable, por centrar la atención en las ideas a absorber y no impregnarse por secundarios que distraigan la atención..., pero, justamente por todo eso, resulta -de cara al espectador- aburrida y cansina pues, después de los primeros minutos -tan largos como se quieran- la rutina repetitiva, la no-alteración de lo ofrecido, la ausencia de ningún cambio o alternativa suman un conjunto rico en la idea, propósito e ilusión presentadas pero pobre, escasa y nimia para el alma del público asistente. Quieres aprobarla más, darle tu toque de confianza, un sí completo pero, si eres honesto, te cuesta seguir y mantener tu atención, interés constantemente los 100 minutos una vez ha pasado la novedad, el evento sorpresivo, una vez ha sida presentada la dama y su forma de vida; pues, una captado el mensaje, ya no hay más!