Cuando tu propio juego se vuelve en contra tuya, cuando te encuentras atrapado por tus propias mentiras, cuando el día revela todo lo que la noche escondía; una mezcla explosiva e interesante de "Antes del amanecer" y "Atracción fatal" -salvando las distancias, por supuesto-. Un viraje espectacular del guión es la mejor baza de una historia más de ligue del sábado por la noche que se convierte en tormentosa pesadilla del domingo por la mañana; atractivo y sorprendente giro de moneda que compensa una primera parte llana, sencilla y sin mucha seducción, conversación adolescente con marcado objetivo donde la falsa veracidad de lo expuesto es su mayor logro. Un juego de sentimientos de desenlace peligroso que cuenta con un chocante y singular guión, nada esperable, que adquiere su verdadera forma tras la salida del sol. Si los vampiros, a la caza de su presa, viven de noche, los verdaderos encantadores de mayores locuras se encuentran entre nosotros, a nuestro lado, bien hermosos y seductoramente presentables. Decisiones que tienen sus consecuencias para un relato de terrible horror romántico, con dos sencillos protagonistas, una localización urbana simple, cámara fija y estática centrada en la palabra y el rostro y un atractivo argumento como su mayor peso, una escondida mano maestra que compensa tanta sencillez, humildad y poco interés inicial que no va más allá de dos adolescentes ligando, jugando al juego de mentir y creerse sus mentiras. Sorpresa, estupefacción, breve parada de tu pensamiento, asombro, un corto "Hay, mi madre!", un suspiro revelador..., signos de que la película ha cumplido su función; la sorpresa final compensa la incredulidad inicial. No es gran cosa, sólo un encantador de serpientes absorbido por su propia melodía pero deja una pequeña huella inesperada.