Reconozco que la propuesta era muy divertida y atrayente, ambientar una boda y la consiguiente reunión familiar en el 11 de julio de 2010, día en que toda España estaba pendiente de la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Sin embargo, el resultado final de "La gran familia española" tiene un desarrollo muy desigual y la supuesta comedia se trasforma rápidamente en tragicomedia aunque, curiosamente, no deja de ser atractiva.
El ritmo del largometraje es bastante irregular, la escena de apertura con Efraín y Carla cuando eran niños en el colegio y las alusiones a Siete novias para siete hermanos resultan demasiado empalagosas, aunque sean necesarias para la resolución de la trama. Varios clichés y estereotipos de la España más bochornosa se alternan con escenas perfectamente diseñadas y mejor editadas, como cuando cada uno de los novios explica a sus familiares porque se suspende la boda, con la exposición de uno y la réplica del otro, lo más interesante y divertido de toda la película, bueno, la banda sonora de Josh Rouse es esplendida y muy chulo el detalle de las Converse.
La película ha sido muy elogiada por la crítica y siento no compartirlo, si bien hay algunas cosas que me han gustado, hay bastantes más que no, sinceramente, prefiero más la parte dramática que la cómica, que no me resulta nada cómica. Yo no la veo representativa de la familia española, comparto el mensaje de que la familia es algo más que compartir lazos de sangre, pero es que esta familia es completamente inverosímil. A la utilización de la final del Mundial de Fútbol para enmarcar la boda se le saca muy poco provecho, resulta no ser tan importante, ni en el planteamiento, ni en el desarrollo, al final solo sirve para tener a los invitados entretenidos mientras los hermanos aclaran sus diferencias, tienen mucho más sentido con la historia y lo que quiere contarnos Sánchez Arévalo todas las referencias a "Siete novias para siete hermanos".