El éxito de crítica y público que supuso Ted en 2012, con un Oscar de la Academia incluido, garantizó una secuela de la que es responsable el mismo equipo de guionistas (Seth MacFarlane, Alec Sulkin y Wellesley Wild) y que cuenta de nuevo con Mark Wahlberg y su “compitrueno”, el irreverente oso Ted. Esta vez la historia pretende ser algo más trascendente, aunque sigue siendo igual de políticamente incorrecta.
[...] Esta secuela es tan divertida, irreverente y políticamente incorrecta como su predecesora, pero también es absolutamente innecesaria, no aporta nada ni a la historia, ni al género y se siente más como una forma rápida de hacer dinero que por la necesidad de recuperar unos personajes que enamoraron a muchos en su momento. Hay pasajes muy divertidos y otros sencillamente hilarantes, me gusta especialmente todo lo que sucede en casa de Tom Brady, pero tiene bastantes problemas de ritmo y parece más bien una sucesión de gags con un hilo conductor común. Además intenta tener un tono más serio con todo el tema de los derechos civiles, pero se queda en un intento de sátira. Por no hablar del emplazamiento publicitario de productos (product placement) que llega a saturar: Bud Light, iPhone y todos los juegos de Hasbro que consigáis recordar.
Repite Mark Wahlberg en el papel de John Bennett que esta vez cede todo el protagonismo a su oso Ted, a quien en la versión original pone voz el director y productor Seth MacFarlane y en español vuelve a ser doblado por Santi Millán. Amanda Seyfried es una joven abogada que fuma marihuana para paliar sus jaquecas y que será el interés amoroso de John (subtrama previsible desde su primera aparición). Repite también en su papel de villano Giovanni Ribisi que sigue empeñado en secuestrar a Ted, parece que no escarmienta.
Junto a ellos, destacar la participación de Morgan Freeman como el abogado que finalmente les ayuda con el caso, John Carroll Lynch con el presidente de Hasbro y Jessica Barth como la mujer de Ted, un personaje cuyo nombre en la versión original es Tami-Lynn y que aquí ya decidieron traducir por “La Vane” en la primera entrega. Además los divertidos cameos de Tom Brady, Sam Jones, Liam Neeson, Jay Leno o Jimmy Kimmel interpretándose a sí mismos.
Algunas risas, muchas groserías, incorrección política y mal gusto a montones, si es el tipo de humor que os gusta podéis darle una oportunidad. Si no os recomiendo volver a ver la primera es infinitamente más fresca, interesante y trasgresora.