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    Tango libre
    Críticas
    2,5
    Regular
    Tango libre

    Tres animales para una princesa

    por Mario Santiago

    En películas como 'Una relación privada' o 'La femme de Gilles', el director belga Frédéric Fonteyne ha demostrado poseer un sexto sentido para la delicada gestión de intensos dramas soterrados bajo una calma tensa: su hábitat natural podría ser la superficie de uno de esos lagos aparentemente apacibles aunque agitados por violentas corrientes subterráneas. Así, poseedor de una mirada más amable que ácida, Fonteyne aborda su labor de exposición y encubrimiento dramático utilizando a los actores como la materia prima esencial de su cine. En 'Tango libre', la cámara de la directora de fotografía Virginie Saint-Martin envuelve a los personajes con una elegancia sensual; sin embargo, más que en la puesta en escena, la suerte de la película se dirime en la gestualidad de unos actores entregados a la causa. ¿Qué causa? Pues la representación de un juguetón drama sentimental protagonizado por tres animales (dos presos y un guardia de seguridad) y una princesa.

    En este punto, vale la pena tirar de matemáticas y preguntarse por qué Fonteyne y los guionistas Philippe Blasband y Anne Paulicevich (también protagonista del filme) optan por la fórmula del cuadrángulo amoroso en lugar del triángulo. La respuesta podría ser que tras dicha sobrepoblación de personajes se esconde una buscada multiplicación de factores narrativos: un drama paterno-filial a tres bandas, una conflictiva relación fraternal entre los dos presos, la odisea sentimental del apocado guardia, la lucha afectiva de una madre coraje capaz de amar a varios hombres por igual… Y como la guinda del pastel, el despertar expresivo de unos personajes que descubren en el tango una forma de comunicación con la que trascienden su falta de habilidades sociales. En esta apuesta por el baile folclórico —a todas luces, una baza populista—, la película desvela toda su fuerza física. Y es que, más que con palabras, los primitivos personajes de la función se expresan mediante miradas aleladas y suplicantes (las del notable François Damiens en la piel del guardia), arrebatos de furia animal (una de las especialidades de Sergi López), ademanes toscos e introvertidos (los del sobrio Jan Hammenecker) y la enérgica determinación de una mirada cristalina (la de la ya mencionada Paulicevich).

    Con este cóctel de notables intérpretes y múltiples hilos narrativos, Fonteyne maneja la acción repartiendo calculadas dosis de comedia costumbrista, drama carcelario y melodrama sentimental. Sobre el papel, todo apunta hacia un éxito del cine popular, sin embargo, la película termina en una indefinida tierra de nadie, a medio camino entre el cine más físico y el drama más académico. En todo caso, lo más probable es que el abanico emocional que pone en escena 'Tango libre' no deje disgustado a ningún espectador. De hecho, ese parece el objetivo final de Fonteyne.

    A favor: El cuarteto actoral.

    En contra: El excesivo control dramático de una película que lidia con emociones desatadas.

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