Épica oenegista
por Paula Arantzazu RuizEl nuevo documental de Pascal Plisson se inaugura con una cita que deja bien claras las intenciones morales del trabajo: “Solemos olvidar con bastante frecuencia lo afortunados que somos yendo a la escuela”. En efecto, solemos olvidarlo así como también a todos aquellos que no tienen la misma suerte de quienes vivimos en ciertas latitudes del globo y por ello el francés se ha lanzado a recordárnoslo filmando cuatro historias sobre cuatro niños en su epopeya diaria de llegar, y no sólo llegar a tiempo, al colegio, de Kenia a la costa bengalí, pasando por la Pampa argentina y las cordilleras del Atlas marroquí.
Además de las dificultades físicas a las que se enfrentan en su camino a la escuela (estampidas de elefantes, dos horas por estrechos caminos montañosos, el inhóspito desierto o tener que empujar la silla de ruedas de tu hermano paralítico por la arena de la playa), lo más imponente de los relatos de estos cuatro chavales es la cantidad de decisiones que deben tomar en su día a día. Plisson los filma siempre en relación a esos paisajes abruptos o infinitos que tienen que cruzar como si de pequeños Ulises se trataran, aunque en ocasiones ese asombro por el paisaje engulle los motivos y aspiraciones de los niños a la hora de emprender esa gesta. Plisson, que ha vivido largas temporadas en Kenia y Tanzania trabajando para cadenas como National Geographic o Canal Plus, no puede evitar ese tic profesional en un largometraje que quizá demandaba otro tipo de interrogantes y resoluciones.
Su propósito es más que loable y resulta imposible no sentir empatía con esos niños a la búsqueda de hacer posible lo que se les ha impuesto como lo contrario, pero Camino a la escuela no enseña los porqués ni señala a los responsables de esas dificultades por las que tienen que pasar los chavales. En el filme hay muchas dosis de épica, y la banda sonora se encarga de subrayar la importancia de esas cuatro historias de superación, pero viéndolo uno no consigue sustraerse del ánimo oenegista que empapa todo el proyecto.
A favor: Que la película se plantee como un proyecto educativo total.
En contra: Además de las historias de superación personal, contextualizar las razones a porqué los chavales lo tienen tan complicado hubiera ayudado al relato.