"Golpe en la Pequeña China" es un clásico ochentero dirigido por John Carpenter que homenajea el cine oriental de los Hermanos Shaw, y que debido a su naturaleza bizarra ha sido considerada película de culto. Jack Burton, un rudo camionero y su amigo chino, Wang Chi, tendrán que enfrentar a un poderoso y antiguo mago chino reencarnado en un peligroso mafioso, si quieren recuperar a la novia de Chi, que fue secuestrada por el hechicero y sus secuaces. Aunando esfuerzos con una abogada, una periodista y los amigos del chino, deberán evitar que la muchacha sea sacrificada para que el mago se materialice en una forma humana y pueda dominar el mundo. Una historia sacada del guionista más chiflado y en la que Carpenter inunda la pantalla con magia, con magia negra oriental, con actores que hablan hasta por debajo de los codos y que pelean aún más, pero que en la práctica lo que hace es maquillar un film disparatado y demencial, considerablemente irregular desde un punto de vista narrativo.
Ciertamente, que el villano busque ser humano para conquistar el mundo y renunciar a su naturaleza de espíritu perdiendo así sus poderes, y que tan sólo baste lanzarle cuchillos y a sus acólitos hacerlos enojar para que explote o lanzarles una cabeza de piedra dragón, ya dice bastante de lo incoherente y desfachatado que es el film. De hecho, derrocha tanta desfachatez que el espectador no echará de menos inverosímiles secuencias de acción, tan divertidas e increíbles como irregulares y no tan acertadamente filmadas, en especial las luchas áereas contra los tres guerreros “tormentas”. El mismo director señalaría en una entrevista posterior que para él estas escenas con gran cantidad de cables, poleas y ramplas utilizadas para lanzar a los actores por los aires, llegó a ser una suerte de “baile de acción”, en donde el coreógrafo logra resultados bastante discretos en cuanto a calidad y técnica de artes marciales. Aún así, la cinta logra en su última media hora adquirir un ritmo constante, saliendo de un metraje esencialmente irregular, y ello se debe a la exposición de la acción en el templo oculto de Lo Pen, en donde planea desposarse no con una oriental de ojos verdes sino también con Gracie, ya que su materialización humana demanda que sacrifique a la chica de ojos verdes.
Y en este segmento, bien vale la pena destacar el trabajo del diseñador de producción John Lloyd, quien diseño y construyó un plató de 3 pisos, con el departamento de Wang Chi, el templo de Lo Pen y sus sótanos con calabozos y todo tipo de artilugios de tortura y cadáveres que permitieran mayor espacio para las coreografías de las luchas. Con un presupuesto que tuvo con compartir con el departamento de efectos especiales, Lloyd y su director artístico muestran cierto oficio para recrear las diferentes locaciones chinas, como la sala de los budas imperiales y el altar mayor con las enormes efigies del cráneo y el buda de multibrazos. En mi opinión, Carpenter se muestra mezquino con los efectos especiales, limitándolos a las escenas de lucha acrobática, las entradas de los guerreros “tormentas”, el diablo chino flotante y la icónica escena en que Thunder se encoleriza de tal forma que termina explotando como un globo de Cantoya. Demasiado poco, aunque también introduce otros elementos que trabajan lo fantástico como el maquillaje, a destacar la escena en que aparece una suerte de pez abisal gigante que devora chinos y el extraño orangután deforme que se secuestra a Gracie y que en los créditos finales parece anunciar una secuela, que nunca se concretó.
Las actuaciones son correctas, en honor a la nostalgia, el film funciona ajustada y principalmente por la personalidad de Jack Burton, interpretado por un icónico Kurt Russell, que no pasa de ser el típico fanfarrón, vulgar, estúpido, pero tremendamente voluntarioso héroe anónimo, que no duda en apoyar a su gran amigo chino Wang Chi para buscar y rescatar a su novia y ponerse en primera fila sin antes comprobar si está preparado para salir con vida. Carpenter deliberadamente influyó en el guión para que el personaje de Russell pareciera ser atarantado y hasta ingenuo, derrocha tanta estupidez como carisma y funciona como el improvisado héroe que ayuda a su amigo a salvar a su novia y acabar con el maligno Lo Pen. Por su parte, Dennis Dun interpretando a Wang Chi, es el personaje más serio del reparto con sus dotes de artista marcial, entregando equilibrio a la dupla protagónica que forma con el lunático Jack Burton. Victor Wong encarna al emblemático Egg Shen, simpático anciano conductor de un bus turístico destartalado. Por el lado antagonista, James Hong personifica al mago reencarnado en el mafioso Lo Pan, un villano que está ahí más bien para que “los jovencitos” de turno, Jack Burton y Wang Chi, se conviertan en héroes. Un poco más interesante es Thunder, el más peligroso de los tres guerreros “tormentas”, interpretado por el reconocido Carter Wong, quién interpretando a un gracioso aunque estereotipado matón chino que sirvió de influencia en personajes posteriores similares.
En definitiva, una película que entretiene, pero que tiene errores notorios en su guión, que intenta emular el cine oriental, incluso el de comedia de acción, pero que en la suma y en la resta funciona ajustadamente. Carismática, bandas callejeras y mafias, magia negra, espíritus malignos, monstruos, hechiceros inmortales, criaturas del abismo, samuráis, ninjas, diálogos ingeniosos, duelos mágicos, antiguas maldiciones, vigías asquerosos, prostíbulos extraños, chicas de ojos verdes, un viejo pervertido, aventuras, el infierno de los pecadores, transformaciones, pociones místicas, auto-parodia, homenaje al cine más cutre, siniestros rituales, un templo de lo más hortera y esperpéntico, situaciones tan absurdas como graciosas, camiones robados, novias raptadas... Aprobada por su esencia mágica como bizarrada y cinta ochentera de clase B.