"Es una experiencia religiosa, sentir..." reza una canción muy sonora de Enrique Iglesias lo cual viene que ni pintado a nuestro pequeño protagonista que sin llegar a estar clínicamente muerto, los ángeles le cantan -pero no su canción favorita, we will rock you!, qué fallo!- sube al cielo y se sienta en el regazo de Jesús, aunque ya en situación, puesto que tiene un caballo -palabra del niño-, yo hubiera elegido montar y cabalgar en éste!; debido a ello, su reverendo padre tendrá una crisis existencial y toda su fe y creencias religiosas se tambalearán por momentos. Dejando de lado la cuestión religiosa que hará que te involucres con mayor o menor afinidad en el relato, conexión intensa, apagada o abstracta en relación directa con tu aptitud y propias creencias, la película basada en un hecho real y en el libro escrito por el mencionado pastor de la iglesia es llevadera, de fácil registro y suave proceder. Lineal y llana en su recorrido realiza una exposición de los hechos concisa y fiel cuyo interés no va más lejos de observar y respirar el tranquilo discurrir de una comunidad cuya paz y sosiego se ven brevemente alterados, de forma tenue y sutil, por tan glorioso acontecimiento. Tu opinión puede ser muy variada, desde un tostón hasta toda una gran inspiración, desde una memez empalagosa y sosa hasta una bonita y sugerente revelación, surrealismo o palabra del Señor, vomitiva o clarividente lo cual hace referencia directa a tu persona no a los hechos narrados. Lo cierto es que tiene una hermosa fotografía local de vastos y coloridos campos que ofrece la perfecta mirada serena e inmensa ideal para meditar, relajarte y pensar y que su planteamiento es de alcance corto y limitado, un episodio de "Autopista hacia el cielo" simple y escaso realizado para la gran pantalla. Sentido filme que emociona el corazón y crea devotos creyentes por su mensaje divino o pura palabrería ñoña qye te aleja aún más de la distancia ya marcada, tú decides. Si al menos hubiera un debate teológico atractivo, discusión temática interesante que valiera la pena!