Comedia británica basada en hechos reales sobre la vida y penurias de un incomprendido chaval, gordito tímido y sin confianza propia para poder cumplir su sueño de triunfar haciendo lo que más le gusta, su obsesiva pasión de cantar ópera; simpática, bonita y agradable, dulce y emotiva son sus calificativos principales para una historia que te resultará familiar pues no hace mucho fue explotada por los medios de comunicación, perita en dulce que adoran la televisión, radio y prensa a la que sacar todo su jugo, provecho imposible de desperdiciar. Su principal baza es la interpretación de su protagonista, James Corden, una actuación muy convincente, veraz y fiel, sentimentalismo no indigesto que captura tu corazón, alegra tu alma y pone una tierna sonrisa en tu dispuesto rostro; sólo hay que seguir su llano camino, dejarse llevar por este encantador relato, ligero y ameno, fresco y suave, de recorrido sencillo y rápido, disfrutar de su impactante banda sonora -siempre que te guste este género musical- y de una cumplidora fotografía que forma parte del estado emocional de nuestro inesperado y local héroe. Un cuento de Cenicienta que cuenta con todos los ingredientes necesarios -un sueño inalcanzable, un amigo malvado, situaciones injustas, decepciones y alegrías, ilusiones y frustraciones, chico consigue chica, un final feliz...,- para gustar y emocionar, alegrar y encantar, seducir aunque sea ligeramente a su audiencia, levedad que evita una incompetente y negativa sensación empalagosa que te impida disfrutar y saborear de este suave, tenue y breve fábula hecha realidad. Contenido típico de resultado gustoso, sabrosa acogida sin lamentación alguna.