Cuatro familias y un muerto, situaciones extravagantes a cuál peor, un despropósito continuo, un día a día destartalado cuya cima parece no tener límites; relaciones dañinas que se sustentan por su dependencia a la decadencia más basta y ruin, acostumbrado malestar e incomodidad que no se quiere superar, un necesitado y conocido enganche emocional al dolor y la amargura que no se quieren aparcar, una insana competencia al sufrimiento que todos quieren ganar. La caída de una ficha configura el desmoronamiento de todas las relaciones sociales de esta familia "chilipatruesca" a la cual sólo es posible amar desde la distancia, con la separación de kilómetros y kilómetros que te permitan romper la obsesiva dependencia al sufrimiento que nace de la ignorancia de no ver más que allá de la pared, de la condena a la estupidez, un eterno quejarse para nunca moverse, un batir el récord de la infelicidad, de una carcomida soledad interior que nunca será manifestada -lo que pasa en casa se queda en casa-, alimento de unas falsas apariencias que no proporcionan alegría ni bienestar pero si una manejable rutina convertida en juego de bolos, machaque abusivo al compañero para aliviar unas penas no dispuestas a afrontar. Los personajes son repetitivos y poco imaginativos, ellas y ellos cortados por el mismo patrón -vista una hermana vista todas-, así como las situaciones barriobajeras planteadas; pero se medio-salva un guión, unos diálogos que esconden frases muy buenas, sentencias ofensivas como misiles que bombardean el corazón querido de nuestros más allegados enemigos; por lo demás, no dejan de ser los personajes de "La que se avecina" llevados al extremo, un barrio canario copiado de "Aida" pero trasladado al más cutre Vallecas. Tragicomedia española que vive de las punzadas entre sus miembros, del cómodo recurso al barrullo y de la facilidad de presentar líos garrulos y de poco contenido y donde queda patente la poca inventiva de Antonia San Juan para superarse y tener miras más altas. Puede verse cómodamente sin demasiadas expectativas.