[...] El guion es obra de Anderson y su amigo Owen Wilson, una comedia personal y poco convencional sobre la amistad, la frustración o cómo gestionar el fracaso, con un curioso triángulo amoroso y personajes completamente disfuncionales, intentando encontrar su lugar en el mundo. Visualmente tiene muchas de las características que Wes Anderson ha ido desarrollando a lo largo de su carrera, sus encuadres, un montaje brillante, los colores vivos, las imágenes de fondo dinámicas mientras la actividad se desarrolla en primer plano. Destacar también la maravillosa banda sonora con música de los 60 de The Who, Cat Stevens, The Kinks o The Rolling Stones que consiguen un efecto maravilloso.
Esta es la primera película de Jason Schwartzman, que a pesar de su apellido es sobrino de Francis Ford Coppola, y resulta ser todo un descubrimiento. Su personaje tiene la mezcla perfecta de madurez e ingenuidad, a veces repelente y otras encantador, Schwartzman se mueve con facilidad entre los límites haciendo muy creíble su interpretación. Aunque quien nos roba el corazón es el magistral Bill Murray con ese sentido innato para la comedia tan brillante que posee. Su personaje es egoísta y antipático con quien no merece su respeto, pero también amable y generoso con quien lo merece, un tipo conmovedoramente patético que Murray encarna a la perfección. Completan el reparto Olivia Williams (El sexto sentido) como la señorita Cross, Brian Cox (Zodiac) como el director de la Academia, Connie Nielsen (The following) como la madre de uno de los alumnos y Luke Wilson (La verdad duele) como el doctor Flynn.
Probablemente una de las mejores comedias de los años 90, realmente especial por ser tan inteligente como única y la más accesible de las obras de Wes Anderson.