El cine de los proscritos
China se está convirtiendo en el nuevo reducto de salvación para muchas producciones hollywoodienses. Cada vez con mayor asiduidad, la Meca del Cine pone su empeño y esfuerzo en estrenar por todo lo alto sus proyectos en el país asiático, asegurándose no pocos réditos en taquilla. Pero además, China se ha convertido en refugio de varias estrellas venidas a menos, convertidas en parias en su propia tierra. Ahí están Tim Robbins y Adrien Brody en “1942”, o este último, junto a John Cusack, en la superproducción “Dragon Blade”.
Como si su propio título fuera en sí mismo un reflejo y un toque de atención hacia esa industria que defeca a sus propios astros tan fácilmente como los exprime, si bien algunos de ellos se merecen vivir en el ostracismo, “Outcast” –en España “Desterrado”- viene a ser un nuevo ejemplo de producción china que adopta a actores expatriados como reclamo para atraer a espectadores a las salas.
Y lo demás está de más. Ni siquiera la ampulosidad de sus medios artísticos –la ambientación de la China medieval está bien conseguida- importa. Lo que prima es poner a sus dos estrellas principales al servicio de la historia y pasearles por la pantalla. El guión, sencillamente, no existe. Todo es previsible y tosco. Dos caballeros templarios desterrados defendiendo la vida del futuro rey, perseguido por su hermano traidor. Por el camino, alguna historia de amor secundaria mal presentada y peor desarrollada, y una nula mano para dirigir a los actores y las escenas más íntimas por parte de Nicholas Powell, que sí demuestra su experiencia en el campo de los especialistas con escenas de combate bastante bien coreografiadas.
Lo dicho, aquí lo relevante es hacer desfilar con orgullo a un soso Hayden Christensen y al eternamente sobreactuado Nicolas Cage, cuyo peinado imposible –aunque el estilo punk de su compañero no se queda atrás- y su histrionismo vuelven a desviar la atención del resto de la película. Al menos, eso sí, “Desterrado” no es ni mucho menos la peor película que el intérprete nos ha regalado en esta última etapa de su carrera. Por lo menos, ésta entretiene mínimamente, aunque se olvide con suma facilidad. Pero sí que es el enésimo ejemplo cinematográfico del proscrito en el que se ha convertido.
A favor: cierto factor de entretenimiento, y lo resultona que resulta su producción
En contra: todo lo demás, en especial el guión