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    Suite francesa
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    3,7
    384 notas
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    6 Críticas del usuario

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    Doge Gamer 2015
    Doge Gamer 2015

    10.290 usuarios 383 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 12 de octubre de 2021
    Es una película romántica muy agradable, pero que también muestra los horrores de la guerra; la trama es muy buena y las actuaciones de Michelle Williams y Matthias Schoenaerts son excelentes; es muy recomendable.
    cine
    Un visitante
    5,0
    Publicada el 12 de febrero de 2019
    Para mi gusto, una de las mejores películas que he visto. Una película que te atrapa desde el minuto uno. Su principal atractivo radica en que una mujer francesa se enamore de un soldado nazi. Por el hecho de que una mujer se sienta atraída por un enemigo. La musica y el trama de este filme te envuelve en una serie de sensaciones espeluznantes.
    cine
    Un visitante
    4,5
    Publicada el 30 de septiembre de 2015
    Maravillosa película. Cálida, profunda y delicada.
    Juan Carlos G.
    Juan Carlos G.

    7 usuarios 10 críticas Sigue sus publicaciones

    4,0
    Publicada el 29 de junio de 2015
    A pesar de no atenerse a la novela desde la cruz hasta la raya, la cinta sí logra captar y transmitir los variopintos e insospechados comportamientos humanos ante una situación límite cual es una guerra; y sobre todo el film acoge en su interior la inmensa poesía que la novela contiene. Esta poeticidad la consigue mediante una excelente fotografía al cuidado de Eduard Grau que plasma la actuación de un magnífico plantel de actores capaces de transmitir a través de sus personajes la variabilidad de los sentimientos que alberga el ser humano. En un mundo de brutalidad aparece el arte en forma de música como instrumento capaz de derribar el lógico muro de incomunicación entre los nazis dominantes -Bruno- y los franceses dominados -Lucile-. Es la música la que da nombre al film y al relato en que se basa que, con su estructura en partes menores que tratan un tema común, pretendía usar literariamente esa estructura musical. Si a esta idea compositiva le añadimos la innegable poesía contenida en el lenguaje utilizado por la Nemirovsky habremos de concluir que el título está por demás justificado.

    Además de estos aspectos formales en la historia que se materializa en el film se percibe una absoluta falta del maniqueísmo al que estamos acostumbrados. Aquí no hay buenos del todo frente a malos del todo, no hay sólo blanco y negro, hay mucho término medio. En efecto, personajes que nos parecían brutales en su manera de actuar o de concebir las relaciones humanas vemos que no siempre son así; de igual manera elementos que se nos han transmitidos henchidos de sentido mítico positivo (la Resistencia en Francia, por ejemplo) o negativo (la brutalidad implacable alemana) no siempre se manifiestan de tal forma. Estamos pues -¡pero era el año 1942, caray!- ante una visión auténtica y desapasionada del comportamiento del ser humano. Algo que en nuestros días se viene a llamar políticamente "tercera vía" es lo que la Nemirovsky, ajena seguramente al destino terrible que le aguardaba por el hecho de ser judía, defiende en este maravilloso relato, magistralmente plasmado en imágenes en esta preciosísima película. Hace realidad Irene Nemirovsky en su narración el dicho popular de "el corazón tiene razones que la razón no entiende".
    cine
    Un visitante
    4,0
    Publicada el 14 de junio de 2015
    Suelo leer el libro antes de ver una película y por tanto suelo salir decepcionada, pero esta vez 1ro he visto la pelicula y ahora me leeré el libro, si salí emocionada tras ver la pelicula que me encantooo, el librooo seguroo que me enamora!!
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    129.886 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 11 de mayo de 2015
    "Tócala otra vez, Sam" le decía una bella Ingrid Bergman al pianista de "Casablanca", aquí no dan ganas de volver a oír la bella canción que abandera tan apagada obra, a pesar de su innegable exquisitez y magnificencia.
    ¿No debería haber más pasión, fervor en todos los sentidos?, ¿en el romance, drama, en la guerra, en la incertidumbre y en su temido destino?, ¿su narración no debería ser más sentida y verosímil?, ¿su contenido menos hermético y frío?, alineado con orden, enfilado con método, sí pero ¡sin carisma ni gratitud sensitiva!, ¿no debería captar, sin duda alguna, tu atención, apego y curiosidad por su devenir presente, pasado y futuro?, ¿soy yo o es visión ausente que apenas endulza, conmueve ni hace reaccionar a nadie?, ¿han puesto el automático y se han ido, o qué?
    Observas a una excelente actriz, una excepcional -como siempre es norma placentera en ella- Kristin Scott Thomas de horrible madrastra a compañera compasiva, a una Michelle Williams de cenicienta enamorada y confundida a heroína valiente y, a Matthias Schoenaerts de príncipe equívoco que se debate entre sus contradictorios sentimientos actuar con esmero, profundidad y empeño para traer a colación un resultado banal e ingenuo, limitado en todos sus aspectos pues caminas por la historia de amor imposible, por la invasión nazi, por la amistad errónea, por los enemigos escalofriantes, por los aliados sorprendentes..., sin gran interés ni degustación, con aburrimiento insulso y desgana insultante, todo un insustancial movimiento escénico que sólo alcanza un grado fidedigno de calidad a 40 minutos de su final, cuando el cuento de amor se ha transformado en un juego de espías y engaños y algo de adrenalina y agitación asoman su talento por unos fotogramas que cuentan con una recreación distinguida, una fotografía delicada, unas actuaciones espléndidas, un recital artístico pleno y candente pero que, en su armonía y conjunción, falla estrepitosamente al no temer con ellos, no enamorarte de ellos, no llorar por ellos, no angustiarte junto a ellos ni esperanzar con su ardiente deseo y tembloroso miedo, el cual se plasma con devoción y esfuerzo para quedar en pantalla y jamás cruzar ese fantasioso, querido y necesario puente de comunicación que debe crearse entre el alma de la película y el corazón del espectador, entre la esencia de los personajes y la vivencia de toda tu persona en su respirar, temblar, reír, amar, sufrir y llorar.
    Estéril la impecable puesta en escena, nula su efectividad práctica a pesar de la riqueza de su razón teórica, la cual emana de una novela que, siendo desconocida para la presente, necesita poco para superar a una obra que adquiere temperatura y calidez, suspiro y vigor rozando su etapa conclusiva, cuando por fin logras captar, sentir y creer lo interpretado pues ya no es fantasma angelical que pasea su arte con buenas intenciones pero apenado y compungido resultado.
    ¿Qué decir cuando los ingredientes son un acierto y la comida un fiasco?, ¿cuando se sigue a pies juntillas las instrucciones de su elaboración pero se obtiene un plato soso y desaborido?, ¿es un complot para certificar que ninguna película supera al libro del cual nace?, ¿cerciorar que la palabra escrita le da mil vueltas a la imagen rodada?, porque, aquí, palabrita del niño Jesús que es cierto, que hay poco que palpar, advertir y confesar ya que el vidente no es culpable de la falta de habilidad de Saul Dibb para recrear las impresiones que sus personajes exhiben, para conformar esa realidad tan apetecible que los rostros y sus voces pertinentes recitan pero que se queda en agua de borrasca que no confirma esa tan deseada tempestad, tormenta que se evapora nada más nacer y se queda en escarceo que moja el suelo pero no nutre la tierra, lo cual molesta pues, ¡por una vez que querías mojarte, empaparte, regodearte bajo la abundancia de una lluvia que permitiera rememorar "Cantando bajo la lluvia" bajo el emblema sutil y sabroso de esta "Suite françoise"...! va y se queda en supuesta alma incandescente que no logra ni alcanza para brillar.
    Tristeza de un desapego no esperado, de una delicia no vivida, de un deambular vacío que anula su completo disfrute, acentúa su trabajo/deja escaso recuerdo/desperdicia su posible beneficio, su productividad es tan baja que cabe preguntarse ¿cómo es posible tan nimio rendimiento con tan gustosos miembros?, ¿tan imperceptible regodeo con trabajadores tan eficientes en su arte?
    Tu esperanza se mantiene intacta hasta la llegada del lobo alemán, cuando observas con estupo que el relato no aumenta sus decibelios y que el desfile interpretativo, a pesar de su talento, no da para mantener el optimismo de lograr empatizar con ella, de una complicidad afortunada y, todas las cartas caen y el castillo de naipes se derrumba cuando, llegado el imposible amor, éste florece menos que ¡una rosa en pleno desierto!, aunque su aridez y sequedad si que hacen acto presente.
    Sin consuelo que anime tu desolación, ni semilla que frene tu devastación, ni salvavidas que te proteja de la caída..., con ingenua aspiración afectuosa, inocente pretensión de enamoramiento e ilusión de calurosa complacencia..., pronto quedas demacrada y desamparada, triste y sola, más apenada y solitaria que Fonseca.
    Inesperada decepción por ausencia de participación en sus emociones, pobre sensación generalizada.
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