En noviembre de 1943, Hitler moviliza al General Rommel y al resto de su tropa hacia Normandía. Su misión es anticiparse a la llegada de los batallones franceses para evitar que el ataque del bloque aliado penetre en las filas del ejército alemán. A su llegada, Rommel descubre que el Muro del Atlántico no está terminado y que todas las líneas defensivas no están en sus posiciones. Rommel ordena a sus tropas que agilicen la construcción del Muro y se plantea colocar a altos mandos del ejército alemán bajo su dirección para que el ataque del bloque aliado no sea definitivo. Pero, para su sorpresa, Hitler se niega a enviar a los hombres mejor capacitados del ejército. En suma a su conjunto de desgracias, Rommel recibe noticias de inminente ataque contra el tercer Reich.