A veces amas, aprendes y lo dejas marchar, aunque siempre esté contigo, aunque nunca te abandone y sea un tierno y bonito recuerdo que siempre te hará sonreír en tus momentos de tristeza.
Una bella y hechizadora sirena que convirtió en hombre a un chaval inocente e ignorante, que hizo escritor a quien llevaba una vida vacía y mediocre, un individuo mojado, feliz con su humedad, que aprendió a protegerse después de un profundo e inmenso chaparrón que cambió su vida y la concepción de su ser, que hizo camino sin poder olvidar esa parada exquisita y adorable que, por siempre jamás, en su corazón permanecerá.
“Hay personas con las que te casas y personas a las que amas”, diferentes modos de entender la existencia, la infidelidad realzada por la diversidad cultural -insiste mucho en esa comparanza entre la concepción americana y francesa del amar, la pareja y la realidad- que ayuda a crecer y madurar, colección de momentos emocionales cuya andadura conforman tu presente inmediato, de instantáneo pasado, cuya fuerza de la naturaleza y del amor no pueden ser frenadas ni evitadas.
Un relato de sentimientos profundos y sinceros vividos y narrados de manera alternativa a la clásica historia romántica siempre vista, que utiliza, con efectividad media, el humor, la ironía, la perplejidad, el desconcierto y la pasión sin que ninguno de ellos alcance grandes cuotas de referencia, recibir con gratitud lo que se oferta, compartirlo en familia y no avergonzarse de la común felicidad que otorga, generosidad y respeto de ceder por la pareja para proteger y consolidar la unión, acuerdos divergentes que convergen en un mismo punto, la dicha y deferencia hacia quien se ama entendiendo la diversidad y alternancia de formas que otorga dicha hermosa palabra.
“La civilización está organizada por parejas, para bien o para mal”, costumbrismo de una educación moral y ética que sólo observa una versión de la gama ofrecida, la que entiende y le da tranquilidad de saber por dónde se va, línea recta que marca el sentido de la circulación sin complicaciones ni mareos; Victor Levin escribe y dirige un guión locuaz, de ritmo entretenido y con evidentes tintes esporádicos al veterano Woody Allen pero sin su locura, sagacidad y caos cómico, donde se exhibe la amplitud opcional de querer a una persona con estima, tolerancia y cortesía, una naturalidad educada donde se pregunta y cuestiona por “la burla de la grandeza”
Pero, ¿realmente lo hace?, este recién “graduado” se mofa y distorsiona la virginidad del amor puro? o ¿simplemente lo acepta, abraza y disfruta conforme llega, respetando sus normas y ciñiéndose a lo que ésta puede ofertar cuando cabe, es decir, esa ardiente cita de 5 a 7?
Cinta no tan transgresora como pretende pues se decanta por el convencionalismo tradicional, pero que ofrece pinceladas agudas sobre las emociones y sensaciones que mueven el mundo, que gusta, confunde, extraña y te hace reír por el desconcierto del cuadro pintado, todo ello con serenidad, franqueza y sencillez como parte de su elegancia, encanto y distinción con la que expone y se mueve, más ese toque inverosímil que queda en el ambiente.
“El futuro tiene una forma de llegar, lo quieras o no”, no hay manera de controlar nada, sólo sentir, vivir y avanzar y subirte al ritmo que marque la vivencia porque aunque te resistas, no quieras o dudes, llegará y decidirá por ti; aquí, después de tanto ajetreo, decido lo habitual, lo acostumbrado, la cita de dos horas, de 5 a 7 no logra revolucionar el mundo ni sorprender tanto, es una peculiar propuesta que se queda a mitad del escándalo que pretendía.
“¿Qué estamos dispuestos a hacer por amor?”, amplio debate de caducidad infinita que se alarga en el tiempo, por las décadas de los siglos llegando a similar conclusión, ¡todo!