Mucho más emocional y cómica de lo que aparenta, “The Last Jedi” es una inusual continuación en el divinizado canon de Star Wars
Parece mentira mirar hacia tras y advertir que hace unos fugaces dos años la subversiva ex-franquicia de George Lucas brindaba a su fiel legión de seguidores el arranque de una trilogía íntegramente inédita, esto debido a la entusiasta adquisición del monstruo fílmico por Disney. Jeffrey Jacob Abrams se encomendó en implantarle al universo “Star Wars” precisas reformas en miras de popularizar y convertir los relatos en algo más digerible para las audiencias milenarias, invistiendo a una fémina en el rol protagónico, a un hombre británico-nigeriano como acompañante sublevado y a un forajido latino-americano como piloto incontrolable, una tripleta que se fungen entre planetas, creaturas, paisajes y sensaciones tan contemporáneas como familiares; tal como el ser humano, los filmes también se adoptan a los tiempos cambiantes. Hoy, fanáticos de antaño y recién afiliados esperan impacientes que la secuela de “The Force Awakens” este disponible en los teatros a nivel mundial con la finalidad de aminorar la cantidad de incógnitas levantadas por el primer filme, del mismo modo, actúa como antesala para el titánico desenlace que se avecina poco a poco. La franquicia más exitosa, afamada y querida de todos los tiempos ya ha llegado rebosante de propuestas flamantes, abismantes y loables, impresas en la historia de la mano de un cineasta que ha logrado lo imposible: conseguir el aval de Lucasfilm entorno a concebir otra trilogía radicalmente diferente, con personajes, escenarios, enfoques y temáticas nunca antes vistas; Rian Johnson se hace llamar y está aquí para quedarse.
“The Last Jedi” se titula la más reciente entrada en esta enorme galaxia. Dinamitada polémica surgió en el momento en que se anunció oficial y públicamente el rotulo de este episodio, levantando cientos de sospechas y por ende teorías que conectaban y desconectaban hipótesis acerca de si realmente cupiera la posibilidad de encontrar a más de un Jedi en la historia. ¿Aludían a Luke Skywalker como el último? ¿Poner fin a los Jedi? ¿Quiénes son los padres de Rey? ¿Cuál es la razón verdadera por la que Kylo Ren asesinó a su padre? ¿Tendremos la oportunidad de ver un sable de luz de diferente color? ¿Tendrán Finn y Poe una relación personal? Miles y miles de atractivas preguntas salían diariamente en la red, aficionados internautas que teorizaban sobre el posible rumbo de la segunda parte, en la cual la mayoría de sus preguntas han sido solventadas.
Este capítulo de la saga continua capitaneado, como bien se sabe, por los héroes de “The Force Awakens”, suponiendo fragmentar el relato en tres sub-tramas, las cuales deberán entrelazarse coherentemente con el punto bélico global entorno al dilema de la fuerza que azota a esa galaxia muy, muy lejana. De nuevo regresamos con Poe Dameron como audaz piloto en una misión suicida de apertura, impávido y seguro junto a su ejército con la meta grabada en su cabeza: desvanecer el lado oscuro. El primer aspecto aplaudible en salir a la luz sobre este personaje es que, con respecto a la anterior entrega, tenemos el placer de presenciar a un Oscar Isaac más maduro, igual de intrépido y menos superficial, en parte gracias al aumento de su tiempo en pantalla; el piloto mejor bienquisto de la franquicia consigue el tratamiento que se merece a honor, aunque si bien permanece un agradecido tiempo dentro de su nave luchando, tiene la oportunidad de incluso tomar momentáneamente el timón de la Resistencia; asimismo, la interpretación del guatemalteco actor es humana, carismática y ciertamente magnética. El segundo arco narrativo le corresponde a Finn y una nueva valiente rebelde interpretada por Kelly Marie Tran. El dúo se embarca de esta manera en una aventura casi a modo de buddy movie, cumpliendo su función de batallar cara a cara con la cantidad aberrante de naves y enemigos que se interpongan en el camino del lado luminoso. Es importante subrayar el impacto romántico que otorga la dupla, una jugada interesante y fresca que se beneficia del buen feeling que cada actor le impregna a su personaje. Para cerrar el trio narrativo y, claramente, no menos fundamental se encuentra Rey, exactamente en el mismo lugar en el que termino el filme previo. Ella está ahí para que recibir un entrenamiento formal con el fin de que, de una manera u otra, el poderoso Skywalker ilumine su futuro por medio de la fuerza, además de ganar respuestas y dejar en alto y con orgullo el propósito del ultimo Jedi: Iniciar una nueva y bien dirigida revolución. Es en este punto en donde el personaje del actor Mark Hamill tiene más peso, llevando de la mano a Rey por el camino de la instrucción, mediante directivas, claves y enseñanzas que la convertirán en la última gran esperanza, una al que el futuro se aferra temeroso. Conocer el modo de vida y las razones por las que Luke decidió esconderse en tal ignota isla son emocionalmente difusas, asimismo, se esclarece gran parte del conflicto originado entre el lado luminoso y el oscuro, permitiendo la introducción de viejos conocidos con el objetivo de finiquitar, de una vez por todas, esta guerra en las galaxias, todos ya sabemos el desenlace. A pesar de que el primer y gran parte del segundo acto Rey comparte la mayoría de veces la pantalla con el señor Skywalker, hay una portentosa técnica narrativa que la une, de forma muy original, con Kylo Ren. Este niño de pensamientos pesimistas, moral ambigua y gran dominancia pone en manifiesto una perspectiva humana abiertamente inusitada, es perceptible en su mirada de abandono, perdida y fatalidad, Ren se encuentra atascado en un mundo gris, sus acciones no están plenamente dominadas por la maldad y el rencor hacia Skywalker, de igual manera, con ayuda de lo presenciado, exhibe una conexión inevitable con el lado luminoso que le lleva a entablar cierta relación con Rey, él no sabe que debe hacer, no sabe qué defender, sin embargo, conforme avanza el tiempo, su corazón se funge en el frio, la vileza y el odio, mientras su alma intenta emanciparse, sincerarse y arrepentirse, su cerebro y corazón están en pleno descompás.
Adicionalmente, otros míticos personajes también reciben un sorprendente y merecido desarrollo. Posterior a la fatal noticia que surgió el 27 de diciembre del año pasado sobre la muerte de Carrie Fisher, todos los ojos se posaron en el que sería su triste despedida de la franquicia, pues, para suerte de los productores, la amada y respetada intérprete ya había finalizado su trabajo en el filme de Johnson. Ver por última vez a la Princesa Leia Organa nos rompe el corazón a todos, con cada escena que corría algo dentro de mí se alegraba, pero al mismo tiempo, algo dentro de mí se achicharraba al sentir que estaba despidiendo a un ser querido. El arco narrativo de la princesa sigue estando fundamentado sobre el empoderamiento femenino, en el tensor de una mujer guerrera, en el corazón y bondad de una dama inmarcesible. Creo que las masas modernas la recordaran por medio de esta última actuación, una llena de esperanza, poder y fuerza. Cabe mencionar que aunque esta simplemente perfecta dentro del relato, esta no queda cabalmente cerrada, es decir, todo luce como si fuese a estar en el cierre de la trilogía, una señal alarmante debido a que Disney confirmó no recurrir al CGI para traerla de vuelta, entonces ¿Qué estarán por hacer?
Debido a la destroza-corazones muerte de Han Solo, su fiel wookiee guerrero Chewbacca tuvo que buscar un nuevo compañero de viaje, y en parte, ese puesto lo ha ocupado Rey. Es decepcionante contemplar como el bípedo peludo se comporta prácticamente normal teniendo en mente el deceso de su amigo. Los guionistas debieron introducir, como mínimo, un pequeño recordatorio referente a la perdida de Han en forma de respeto, pero para ser sinceros, únicamente uno de los personajes lo cita de manera bastante puntual, restando relevancia a la asimilación del acontecimiento, posiblemente, este en uno de los tantos aspectos que quedaron fuera del ya de por si extenso metraje, no obstante, el espectador juzga por el producto que llega a su alcance, por lo tanto ¿error de escritor, director o editor? Juzguen ustedes. Mientras determinada parte de la historia se encuentra al lado de Rey, en la otra lidera la mayoría de la comedia del filme, de la mano de unos polémicos amiguitos. En una de las más originales adiciones al universo se han convertido las aves nativas del planeta planeta Ahch-To, oficialmente el Porg se ha considerado como el Groot de Lucasfilm. Johnson irrumpe en un terreno no del todo explorado por la saga, insertando gags y one-liners que incluso rememoran las comedias de inicio de siglo, en las que la comicidad se cimentaba más en la situaciones que en los personajes en si, por tanto, mientras una enorme roca destruye la carretilla de una pobre viejecita, un adorable y tierno Porg imita las acciones de un Chewbacca enojado, una gran inserción, una necesaria entre tanta seriedad, problemática y violencia.
También tenemos la dicha de reencontrarnos con los ya clásicos seres de inteligencia artificial. BB8, al igual que su osado compañero Dameron, gana tanto mayor tiempo en pantalla como mayor protagonismo, aunque por supuesto, se está hablando de un filme de casi tres horas de duración, el aumento en el metraje capacito a los editores para introducir el mayor trasfondo dramático y cómico que pudiesen. Asimismo, se puede disfrutar de breves pero sustanciosas apariciones de R2D2 y C-3PO.
A modo de consejo o advertencia, hay un gran factor sorpresa — de los tantos —que sustituirá la muerte de Solo en la anterior entrega, es decir, esta entrega atesora acontecimientos cardinales para el rumbo de la historia que los dejaran al borde del asiento, con un impacto homologo o mayor a ese de Ren enterrando en el torso de su padre un vengativo sable de luz. ¿Qué obsesión tiene el señor Vader de asesinar con láseres?
En cuanto a las nuevas incorporaciones en términos de personajes, tres roles son los que sobresalen en importancia y presencia. La primera es la ya antes mencionada Rose Tico, un tridimensional personaje introducido en un punto clave y aunque no se presenta absolutamente nada de su pasado, protagoniza una de las escenas más conmovedoras y profundamente románticas de la franquicia. El segundo atañe a la multigalardonada Laura Dern, quien a través de Vice Admiral Amilyn Holdo deberá ponerse interinamente al frente de la Resistencia. Su tenacidad y valor hace de este un personaje fundamental para el progreso de la historia, mientras por el camino entrega a una Dern sofisticada, determinada y como siempre soberbia. Por último, y personalmente el más úbito es la del actor puertorriqueño Benicio del Toro. Rodeado de completo secretismo y teorías, DJ, el personaje al que interpreta el también actor de “Sicario”, es una suerte de mercenario intergaláctico, de corrompida moral, experto en descifrar códigos ultra-confidenciales. Actualmente, una de las roles con mayor potencial para siguiente apariciones.
No es extraño escuchar que se puedan descubrir referencias o alegorías de carácter político, social y económico. En esta ocasión, encontré relevante y especialmente genial el tratamiento otorgado a una problemática de gran seriedad. La producción y distribución de armas con el propósito evidente de perpetuar la guerra (galáctica) es un señalamiento positivo sobre la delicada situación por la que están pasando el continente Americano y Europeo, además de los funestos y entristecedores tiroteos y atentados criminales que han tenido lugar mayoritariamente en América del Norte. Del mismo modo, se pueden detectar conflictos morales con los que cualquier espectador se puede sentir identificado, amén de representaciones sobre los problemas sociales y políticos que ponen en riesgo a cualquiera que se afiance a la peligrosa era de Trump.
Técnicamente, ojos abiertos de par en par. Los viajes creativos que propone la película son irrefutablemente evocadores, cautivantes y profesionalmente realistas, facultando una inmersión cabal en la travesía. La cinematografía no se aleja mucho de su predecesora, sin embargo, se encuentra importante el cambio radical que le da Steve Yedlin a las imágenes; ángulos y movimientos de cámara característicos de sus filmes armonizan junto diferentes componentes técnicos del filme, convirtiendo en una mejora drástica a nivel cinematográfico, los movimientos son más íntimos y personales, hay mayor presencia de primeros planos, movimientos rápidos y dinámicos en las batallas y variaciones de dolly o acercamientos precisos en situaciones donde más de dos personajes intervienen en la escena. Los vestuarios mantienen la tendencia y el gigantesco equipo de arte hacen un trabajo prolijamente magnifico. Se conoce que este departamento diseño una cantidad catastrófica de creaturas nuevas, muchas de las cuales quedaron fuera del corte, no obstante, las pocas detallados vista en pantalla resultan son como de tradición peculiares, originales, desagradables y adorables. Tratándose de un producto de talla mundial y de importancia universal en el mundo del cine, obras de este calibre no se pueden dar el lujo de percepciones de la presencia de pantalla verde en los cuadros, tal vez sea debido a mi congestión de conocimiento un poco más avanzado en este tipo de características, a lo mejor sí, no obstante, hubieron secuencias enteras en donde únicamente podía enfocar mi atención en la disonancia entre actores y escenarios de fondo, veía la pantalla, no literalmente, si no la contraposición, a mi modo de ver, es perceptible, nada grave, pero si detectable.
John Williams, el gran John Williams. Maestro en composiciones de obras sonoras maestras, el score manufacturado para el filme es, sin espacio para la duda, uno de los más melódicos, portentosos y poderosos de la franquicia entera. Manteniéndose en las cuerdas características, el compositor consigue embellecer cada escena con sus tradicionales sinfonías, melodías que se acoplan magistralmente con el avanzar de la historia. Inefablemente, tuve una conexión inexplicable con el score de este largometraje, fui algo maravilloso, volver a oír el emblemático himno de la saga al iniciar hizo que mi corazón se detuviera, acto que se repetiría en un par de ocasiones más adelante. Bravo, maestro.
“The Last Jedi” de Rian Johnson arrastra plácidamente al espectador en una legendaria travesía de mentiras, revelaciones y trasformaciones motivadas por un inesperado toque cómico, un importante mensaje social, unas interpretaciones de primera clase y un score para el recuerdo, tristemente, el guion no termina de ser redondo y aunque consiguen saciar gran parte de las incógnitas de la anterior entrega, no propone otras a modo de reemplazo lo suficientemente sugestivas como para mantener en vilo a los devotos fanáticos durante dos ante la llegada de la última entrega. Con giros de tuercas poco acostumbrados en el género, decisiones arriesgadas pero bien recibidas, Johnson hace su carta de presentación oficial ante el universo galáctico, uno que está en miras de conocer la nueva trilogía que está en manos del prometedor realizador. Sin temor a equivocarme, el cineasta conseguirá grandes cosas para el futuro de “Star Wars”, por ahora, ha creado y entregado un gran regalo de navidad: magnificas secuencias de acción, conmovedoras interpretaciones y un análisis más agudo e íntimo de los ya legendarios personajes: los amamos Rey, Finn y Poe.