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    Camino hacia el éxito
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    Lourdes L.
    Lourdes L.

    129.888 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    2,5
    Publicada el 21 de enero de 2015
    ¡Alcánzame!, pero si vas tan lento y ofreces tan poca distracción que ¡te he adelantado y llevo rato esperando tu llegada!
    En navidad y épocas concretas es muy normal la aparición de relatos sencillos y modestos formados por pequeñas y ligeras historias de varios personajes que van a confluir en el mismo sitio y lugar, dia d-hora h, y bajo la misma temática para articular un tapiz simpático, ameno, jovial y llevadero de carga leve, típico de nochevieja/Times Square/el amor/deseos de futuro etc..., en esta ocasión se trata de una reunión improvisada de extraños, unidos por la misma esperanza e ilusión, donde hará su aparición el autor anónimo del libro de autoayuda que ha cambiado la vida de los presentes, individuos varios con situaciones extremas cuyos caminos van a cruzarse por accidente azaroso del destino para ese gran momento de explosión y fuegos de artificio donde el tablero se dispone, las fichas tropiezan, todo se precipita y se produce el esperado desenlace, de normal dulce, armonioso y querido donde triunfa el bien, el malo es castigado, el chico consigue a su chica y la felicidad florece cual hermosa rosa que abre sus pétalos en primavera pero, para esta oportunidad, aunque se cumple a rajatabla lo escrito, el final es tan dulzón, meloso y acaramelado que embafa y casi estropea su visión previa, la cual tampoco luce en demasía pues es el previsto y caótico portal de Belén cuyas piezas e ingredientes revueltos alcanzan la paz y concordia para confeccionar ese cuadro hermoso de bella postal de fotografía buscado y deseado que incluye, una ex-presidaria con revelación incluida, una mancillada sobrina aspirante a actriz, un policía con remordimientos por hacer su trabajo, un sacerdote asfixiado por las confesiones de su oveja descarriada, unos matones que desiertan de pegar puños por el sueño de preparar y servir comidas en su propio restuarante, un estafador con perro salchicha y novia demasiado joven, un jefe mafioso que debe bajar de las alturas y volver a ensuciarse las manos y, todo concertado y movido por un joven periodista, aspirante a escritor de novelas de éxito, orquestado y presionado por un Rocky intelectual, de verborrea filosófica sobre como prosperar y ser feliz en la vida obsesionado en encontrar y sacar a la luz a este visionario que no busca fama ni a quien importa el dinero.
    El desmadre es previsto, los pasos figurantes nada gloriosos ni espectaculares, por tanto, nos quedamos con el atractivo de las breves historias, centro clave de un entusiasmo y cordialidad en su consumo o sosez y desgana que roza el aburrimiento y, la verdad, ni tanto ni tan poco, se busca la comodidad remilgada, la nimiedad sin apuros, aspereza sin gran esfuerzo, lucimiento con desidia, poca motivación ni gran complicación para despejar esa densa neblina que nunca aparece pues, se busca el soleado despertar de un amanecer claro y suave donde anticipar con facilidad su confortable discurrir.
    La calefacción es moderada, insuficiente para caldear el ambiente y, en general, este gurú inspirador portavoz de magistral sabiduría para ayudar a los demás siendo él quien más necesita esa mano tendida que le levante del suelo no alcanza una cuota estimable de respeto y afecto por su trabajo y andar, es más bien escaso, pobre y leve en su ensoñación reflejada.
    Ejemplos varios de este tipo de formato los hay donde elegir, con más arte y maestría no será difícil de descubrir, en estilo dramático profundo de gran impacto emocional y recepción herida mucha más sabroso y grato ya lo plasmó Aaron Eckhart en "Love happens" con talento, sentimiento y más bravura, entre muchos otros, pues este eslogan de apertura confesa sobre el enigma de la existencia, con su clarividencia confusa "...,no hay parada, ¿quién se detiene?, detenerse, alguien que se va a detener..." que suena a bocazas presumido que habla mucho y no dice nada, más su lema de frenesí estrambótico "...,no hay quien detenga a alguien que no se detiene con nada" y su televisivo titular de estrellato mediático "reach me" tiene mucha palabrería que roza los altares de la buena fe y agraciada prosperidad pero, poca chica, consistencia ni rigor más allá de la simple banalidad y obvia superficialidad con la que se mueve, alimenta y lo vive todo.
    Caras conocidas para una debilidad bobalicona que fluye cual espíritu benigno y descafeinado que no vibra, fuerza, tiembla ni posee un gran coraje, su superfluo carisma no activa el corazón ni consuela a un alma hambrienta deseosa de más.
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