No se si es una buena forma de empezar pero..., no es tan tonta como se esperaba ni tan banal como se presuponía, sus diálogos no son tan necios como se imaginaba y las escenas, aunque recortadas de un patrón de medida standard que sirve para toda comedia romántica simple y llana, son dulcemente soportadas, encanto que no atrapa ni seduce pero que sirve para hora y media de entretenimiento ligero y superfluo. Sin cautivadoras sorpresas en su recorrido ni fascinante alternancia en su evolución los personajes tienen, por suerte, una decente consistencia, un guión que no abusa de los absurdos y un argumento sin excesos empalagosos que logra un admisible equilibrio entre la tontería, la estupidez y el bello recuerdo, sabroso disfrute que permite un visionado alegre, risueño y de complacencia agradable pues facilita su no-acomplejado consumo y su no-atragantada digestión. Un fantástico tándem el formado por Cameron Díaz y Leslie Mann que sin apenas esfuerzo y con unos personajes cliché de limitado alcance aportan ligera diversión y grata espontaneidad, lo suficiente para una sonrisa en el rostro y alguna tímida carcajada inesperada más una vendible fotografía urbana y una preparada música pegadiza. Sin letra pequeña que engañe, con emoción controlada y entusiasmo permisivo en su justa medida se puede afirmar, simple y llanamente, que gusta, convencimiento que asusta pues sin aportar nada ni rescatarte del olvido pensativo y cognitivo crea un ambiente de amigable lindeza, relajante bienestar y cómoda presencia, suficiente para resolver la papeleta con dignidad y voluntad manifiesta. Vamos!, atrévete a afirmar sin miedo ni temor oculto pero dentro de la lógica no surrealista de película-prototipo-comercial de entretenimiento para público masivo que te ha valido como esparcimiento general, que te ha gustado como diversión temporal y que la velada ha resultado ser de grato y óptimo recuerdo. Si te pilla en el día adecuado, el momento señalado y el cuerpo tontorrón lo que en otra ocasión sería bobalicón e insoportable puede resultar hoy simpático, jovial y ameno; sólo tú conoces el estado de la mar por la cual navegas, una agitación o calma, oleaje o quietud de las aguas que tú debes decidir. Si te equivocas no eches balones fuera!!!