A medio camino entre la ficción y película biográfica, Di Stefano recoge leyendas y rumores populares en torno a Pablo Escobar para crear una historia interesante y un thriller solvente. En ningún momento se nos dice, ni siquiera se sugiere que esto esté basado en una historia real, así que está claro que es ficción, pero no dejas de preguntarte, durante todo el metraje, cuanto habrá de real. Confusión deliberada, con la que juega el director al incluir hechos que si sucedieron como la guerra entre Escobar y el gobierno o su rendición. Es fácil suponer que si negoció una rendición dejara bien atados sus temas personales, poniendo a salvo su dinero. En torno a esto, donde y como escondió esa inmensa fortuna que se le presupone gira el trágico destino de nuestro protagonista.
La historia no está contada de forma cronológica, empieza por el final, en 1991, el día que Nick y su novia quieren huir del país, pero Nick es requerido por Escobar pues es uno de los elegidos para esconder su fortuna, a lo que Nick accede ¿quién podría negarse? Después se remonta unos años atrás para mostrar como se conoció la pareja, como Nick cayó bajo la influencia de Escobar y como no quiso ver cuáles eran los métodos empleados por sus hombres. Nick se verá indefenso ante el poder de Escobar (en parte por su torpeza), le tocará luchar por su vida y hacer cosas que nunca pensó que haría. Después de tantas adversidades, de forzar nuestra empatía hacía el pobre Nick, el final me ha parecido muy realista, pero algo decepcionante, lo siento, no puedo contar más sin estropear todo el suspense de la trama.
Benicio del Toro no es el protagonista de esta historia, pero este tipo tiene tanta fuerza y su presencia es siempre tan imponente que se adueña de la historia y roba cada plano en el que aparece. Benicio hace un retrato brillante del famoso capo de la droga, dándole un toque humano al mostrarlo como un hombre carismático que fue senador en su país, que empleaba parte de su dinero en obras sociales para los pobres. Además era un hombre al que le gustaba estar rodeado de su familia, (su madre, sus hermanos, sus tíos…), que jugaba en la piscina con sus hijos y que leía cuentos con ellos. Pero Escobar también tenía un lado cruel, era “El Patrón”, un hombre todopoderoso que amasó una gran fortuna, manejaba a la policía, era un guerrillero feroz y se rodeó de sicarios sin escrúpulos que sembraron el terror en Colombia. Brillante la escena en la que Hutcherson y Del Toro hablan en la habitación, quedando patente el cinismo de este último que ve bien que el chico no tome drogas, pues ha visto a muchos hombres destruirse por su culpa.
Probablemente la elección de Josh Hutcherson para el papel de Nick, no ha sido la mejor idea, el chico hace lo que puede, pero sus limitaciones son evidentes, aunque su expresión de estar fuera de lugar sea muy propia para la hipocresía ingenua del personaje que se nos muestra fascinado y a la vez confuso. La historia de amor típica y previsible, no ayuda, además hay muy poca química con Claudia Traisac, parece mentira que ahora sean novios. A la actriz española, de Leganés para ser exactos, la hemos podido ver en el musical Hoy no me puedo levantar o como novia de Carlitos en Cuentame. Carlos Bardem, como el lugarteniente de Escobar, es otra aportación española al reparto.