Into de Wild
por Xavi Sánchez PonsDigámoslo claro: el cine norteamericano tiene un gracia especial a la hora de hacer ese tipo de películas que ellos denominan coming of age, llámenlo el tránsito de la edad del pavo a la edad adulta o, simplificando, la pérdida de la última inocencia infantil; ese momento cuando los adolescentes descubren, con su primer desengaño amoroso casi todas las veces, que no todo el monte es orégano. The Kings Of Summer, debut en la pantalla grande de Jordan Vogt-Roberts (conocido realizador televisivo, busquen entre sus logros los tres episodios que dirigió de la reivindicable comedia fantástica Death Valley), es otra muesca más en ese género, un digno exponente que convence y entretiene a pesar de no llegar a la altura de piedras de toque del género con la estación estival de fondo: léase Verano del 42 (1971) y Verano en Louisiana (1991), ambas del gran Robert Mulligan.
El filme, escrito por el también debutante en esto del cine Chris Galletta, viene a ser un híbrido entre las propuestas más adultas del antes citado Mulligan, a veranos que cambian vidas, y la nueva comedia adolescente norteamericana; personajes sólidos y bien diseñados con gusto por el caca, culo, pedo, pis. La historia tiene una primera parte notable, con tres adolescentes asqueados de sus respectivas familias y vidas que deciden darse a la fuga para independizarse y construir una casa en medio del bosque. Es ahí donde la cinta tiene sus mejores bazas. La relación que se establece entre sus protagonistas, la camaradería, el entrañable y sano dolce far niente; una dulce anarquía vital.
El momento en que The Kings Of Summer empieza a flaquear es cuando entra en juego el elemento dramático, propiciado por un desengaño amoroso algo tosco. Vamos, como si una Eva teenager sembrara la discordia entre dos adanes púberes. Es en ese instante cuando los tonos se desequilibran, cuando un hermoso y honesto canto al carpe diem queda algo desdibujado.
En resumen, la película brilla cuando giña el ojo al John Hughes de Todo En Un Día en clave campestre, pero naufraga cuando se acerca a la comedia dramática de tintes oscuros a lo The Spectacular Now (aún inédita en nuestro país). Con todo, el debut de Jordan Vogt-Roberts está por encima de la media de las producciones sobre adolescentes recientes y tiene la factura inmaculada made in Sundance; casi otro género en sí mismo.
A favor: su honestidad
En contra: su intranscendencia