“Invencible” es una conmovedora y desgarradora cinta, basada en hechos reales. Dirigida por Angelina Jolie y protagonizada por Jack O’Connell. La historia de Louis Zamperini es un viaje lleno de calamidades y en muchos momentos desesperación, al borde de la muerte. Esfuerzo, supervivencia, lucha, fe son palabras que vienen a la mente al recordar el filme, una historia de superación que muestra la capacidad del ser humano por aguantar un número impensable de palos, de caer y saber levantarse. La puesta en escena le va como anillo al dedo a esta historia, que nos trae a la mente los momentos dorados del género bélico en alguna de las secuencias. El largo tramo del naufragio, que resiente el ritmo del film, revela que el trabajo de los intérpretes, es más que destacable. A lo largo de toda la película pasas por distintos estados: tristeza, rabia, ansiedad…
Técnicamente, no tiene ninguna pega. Los efectos son magníficos, en especial en las batallas a bordo de los bombarderos, así como también la celebración de las Olimpiadas, que nos remite a Leni Riefenstahl. Como no podía ser de otra manera, la fotografía es absolutamente espectacular. La banda sonora de Alexandre Desplat también es brillante. Sin duda, una de las grandes sorpresas cinematográficas del año, con una calidad notable y un desarrollo impecable. A pesar de las malas críticas y la poca entusiasta acogida, creo que la mayor parte de los amantes del cine bélico o cine histórico, disfrutarán de esta hermosa historia de supervivencia, superación y redención.
No obstante, la película consigue mostrar una dureza no apta para todos los públicos, en varias vertientes, la supervivencia, el frío y el calor, el hambre y la sed, el dolor físico, las vejaciones y humillaciones… La verdad que la interpretación y el maquillaje en ese aspecto lo bordan. Aunque también podemos verla como película sobre la superación, en sus amplitud de vertientes. La de la motivación que te hace enderezar tu vida. La de la superación por ser el mejor, el honor, el orgullo, la amistad o los valores. Con escenas que pondrán nuestros pelos de punta y nos hará rabiar de impotencia.
La actuaciones son impecables, profundas y muy bien trabajadas. Sobre todo la de un Jack O’Connell poco conocido, resulta ser todo un descubrimiento, llevando el peso del relato, con contención y siendo convincente durante todo el metraje, con una interpretación espectacular. Son admirables e íntegros los acompañamientos, destacando a Domhnall Gleeson que hace un papel más que digno. Garrett Hedlund, Jai Courtney, Alex Russell entre otros, están correctos. Takamasa Ishihara ‘Miyavi’ en su papel de villano, está inconmensurable, llegas incluso a odiarlo. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios alusivos a la época y personajes según su oficio o condición, ya sea militar, atleta, esclavo o superviviente, y unas caracterizaciones muy bien trabajadas en los momentos de supervivencia para hacer al público que tenga una ligera idea de los sufrimientos del protagonista y sus compañeros.
En definitiva, una cinta que emociona y no recuerdas el reloj hasta prácticamente el final. Te cuenta una historia real de una manera en la que te solidarizas por propia voluntad con el protagonista, no es de esos filmes que parecen decirte en todo momento cómo te debes sentir, pero de una manera dura que llega a lo más profundo de tu corazón haciéndote salir de la sala abrumado por haber casi vivido la guerra y ver cómo el compañero de al lado ha luchado tanto. Y como no, también te emocionas al saber que el verdadero Zamborini murió dos meses antes de poder ver la película acabada. Una pena, es un gran homenaje.
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