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    Invencible (Unbroken)
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Invencible (Unbroken)

    Envites sin riesgo

    por Paula Arantzazu Ruiz

    No le falta ambición a Angelina Jolie en su carrera como directora y para su segundo largometraje de ficción tras las cámaras ha escogido llevar a la gran pantalla una de esas historias bigger than life sobre uno de esos hombres hechos a sí mismos que conforman el relato de la historia de Estados Unidos. Invencible parece tenerlo todo: un equipo de guionistas de lujo, entre ellos los hermanos Coen, una producción envidiable, ese basado en hechos reales que tanto gusta a quienes consideran que los biopics son cosa seria, una banda sonora magnífica firmada por Alexander Desplat y a un actor estupendo, Jack O’Connell, en un momento de gracia. Pero en el cine, como en la vida, tener el mejor equipo no siempre implica hacer la mejor película.

    A Jolie no le sobra ambición pero sí carece de riesgo y en este sentido Invencible no apuesta porque su narración se aleje ni un milímetro de las convenciones del género. Tampoco se trata de un biopic sin nada aprovechable. Para empezar, cabe reconocerle a la directora su capacidad de empatía y el cómo admira con profusión a su protagonista: hay una mirada de fascinación ante el Zamperini joven, que solo con sus piernas consiguió llegar a las Olimpíadas de Berlín y descubrir que existe un mundo allá fuera. Los planos de esos recuerdos del pasado previo a la guerra son límpidos, de asombro ante el cuerpo perfecto del joven e inocente Louis; un cuerpo que pronto, sin embargo, se irá consumiendo a medida que se enfrente a los distintos y desgraciados envites que sufrirá durante la Segunda Guerra Mundial. A Jolie le preocupa esa juventud quebrada por la fatalidad de la contienda y quizá por ello todos los actores del reparto forman un plantel estupendo. Incluso cubiertos de carbón y heridas.

    El tramo medio de Invencible es a todas luces el más disfrutable, desde que comienza la odisea como náufragos hasta que acaban en el primer campo de refugiados japonés: sin acudir a la sensiblería épica, con buenos planos a nivel técnico y con un Jack O’Connell preciso y contenido. No sucede lo mismo con el desenlace, en el que Jolie se lanza sin miedo a exacerbar el heroísmo de Zamperini rozando incluso el mesianismo. Rodearse de la “excelencia” (habría que poner en marcha una campaña contra el abuso de esa palabra) no es sinónimo de genio ni relatar los periplos de un héroe le convierte a uno en lo mismo. Poco a poco, Angelina.

    A favor: ¡Qué buen ojo tiene Jolie para el casting!

    En contra: Que como sucede con el grueso de los biopics, no quedará para el recuerdo.

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