Un codiciado lenguaje, del que permaneces ausente.
Tres personajes que empiezan y terminan en Philip, un ser egoísta, egocéntrico y cruel, de impacable palabra sincera, incapaz de disfrutar de su felicidad y gustoso de impartir, su temeridad angustiosa y sádica desdicha, a todos aquellos que le rodean y por los que no tiene sentimientos alguno excepto esa honestidad vanidosa de comunicarles lo indeseables, inapetentes e inútiles que son para él en su vida.
Frustrante y agotadora cinta en su inagotable, punzante, agresiva y directa cháchara, sobre la exclusiva personalidad de los genios escritores en su complicado proceso creativo, que les hace estar por encima de cualquier norma social o sensibilidad hacia aquellos que les rodean.
Duros y marcados personajes, de triste patetismo y decepciones aniquiladoras, que les hace vivir en una idílica nube donde su soberbia y altivez les hace dibujar esa demencia necesaria para crear y enfocar toda su decepción, tristeza y humillación a través de la escritura inventiva.
Todo su dolor, divagación, agresividad, rencor y malestar con el mundo, toda su verborrea en off y en primera persona, todos los brutales diálogos, de colérico misil expuesto sin piedad, todo el desarrollo de los mismos, toda su pedantería, idiotez y bobería, toda su soledad, brutalidad ofensiva, desvarío verbal, estancamiento creativo, permisiva estupidez personal, oscura comunicación pesimista etc, etc, etc..., no llama poderosamente la atención; aprecias el gran esfuerzo de un guión marcado por una devastadora franqueza, que no descansa ni un minuto, pero ¡es que Philip te da igual!
Y, ya no es que te caiga mal, que también, es que ni en su desagradable presencia, de agraviante estilo y carácter nocivo, te capta para querer saber de él y de su destartalado y doloroso caminar.
Un petulante y narcisista personaje atrae y suscita por su desparpajo y grosería, por su latente tenebrosidad, sin perdón ni excusa pero, todo el derrame narrativo de Alex Ross Perry por su adorada creación no aporta interés ni apetito, más allá de una pesadez para los oídos y una tortura para la aburrida mente.
Irritante en voz hablada, fatigosa en escena, su humor negro no resulta cómico, su cinismo compartido no osa ser estimulante, su descaro, dramático y sombrío, es absorbido en palabras honradas y espontáneas vertidas como bombas dañiñas y desbocadas que no importa a quién arrasen, pues no suponen acicate alegre ni motivante ya que ¡qué más da!, estás fuera de onda, hace rato que has desconectado y ninguna de las tonterías expresadas, con su destreza hiriente, de esa presuntuosa vanidad que no encuentra fin ni acomodo para vivir con la perpetua desgracia que siempre lleva consigo, te preocupa, te alienta o revive para retornar a esa historia, de la que hace tiempo te has perdido.
Destrucción y auto sabotaje hacia uno mismo que vira encarnizadamente hacia los demás, aislado y desconfiado mueve sus fichas según su autómata fatuidad, conducida con ese único propósito de ser yo el primero y última de la lista y, aún apreciando el enorme esfuerzo, ganas e imaginación concebida para un argumento tan laborioso y rico en su mordaz contenido, sencillamente ¡no escuchas a Philip!, no sientes nada que no sea parsimonia, de una ausencia comunicativa instalada hace ya rato desde que se dio inicio.
Será inteligente en su destreza, osadía y voluntad de recrear una comicidad aguda, perspicaz y corrosiva, que altera y virulenta a los más sensibles/gusta, divierte y es el gusto sarcástico de los más combativos; provocadora, incitadora y cautivadora en su maldad honesta, bla, bla, bla..., tu mente toma vacaciones de una sabiduría que no va contigo pues cansa y agota, aún a costa de repetirme, pues ¡se supone era una sabrosa cinta de ingenio y sagacidad ocurrente!, ¿y?, permaneces fatigada y marchita de tanto listillo arrogante, que no te provoca más que desidia y desdén.
Queda claro que no ha sido la compañía genial que esperaba, lo cual no quita sepa valorar sus atributos, tesón y ahínco; puede que tú tengas más suerte.
Esta clase de perspicaces inteligentes han negado mi entusiasmo, espero que tu disfrutes más de su avispada lengua.
Lo mejor; un guión que despierta el ánimo e interés por su personaje.
Lo peor; en su trayecto te abandona.