Es una historia dulce y bonita, todos lo sabemos; todos intuimos por dónde irán los tiros y, aún así, lo esperamos; todos queremos encontrar un final feliz, lo deseamos; todos sabemos que habrá risas, tenemos por anticipada la sonrisa preparada; todos percibimos que habrá drama, unas pocas lágrimas de emoción han sido incluidas..., aunque, se debe concluir que, todo el relato en conjunto, no es lo pensado ni completamente lo esperado. Principalmente porque la vis cómica apenas funciona, situaciones forzadas con frases tontas que no dan para mucho -no es que tarde en llegar, es que no llega!- y, segundo, porque la parte dramática y emotiva se come, descaradamente, a su antecesora -siempre hay alguien que sufre más que tú!-, por suerte para todos nosotros. El relato va ganando en intensidad conforme avanza, en fuerza interpretativa según van rodando las escenas empezando con una floja y débil presentación de los personajes y de su respectiva colocación para calzarse las botas de trabajo y relatar lo serio, la dramática situación que vive nuestro personaje principal y el dolor que le ha llevado hasta allí; en el alcance de su cenit, de su máxima expresión, la emoción y el impacto son de gran intensidad y potencia, nada que envidiar a Bruce Willis y su Jungla de cristal -salvando las distancias, por supuesto-; una implicación asegurada que te dejará mudo, sin posible articulación de palabras. Los demás personajes sirven de complemento, de relleno jocoso, unos creados con más acierto que otros para codimentar una salsa que cuenta con ironía, descaro, emoción, amor, amistad, heroísmo, diversión..., una adecuada mezcla que endulza y alegra la comida y crea un ambiente de satisfacción óptima sin excesos memorables; sin olvidar una bella y hermosa fotografía que sirve de agradecido acompañamiento para un comienzo donde las escenas se tambalean por su debilidad de arranque. Nos encontramos ante una esperanza inicial gratamente confirmada y cumplidamente rematada aunque, no tanto como se esperaba o deseaba; con todo, sales contento y satisfecho por ser ligera y resultona, amena y vistosa, que es lo que cuenta al fin y al cabo.