Si lo primero que ves es el tráiler picará tu curiosidad, alentará tus expectativas de buenas impresiones y te informarás sobre ella; luego, al leer su argumento, observar su corta duración y la nota otorgada por los críticos se cerrará el círculo de confirmación afirmativa en tu decisión de verla, positivismo con el que empiezas la misma y donde, inmediatamente, agudizas el oído y fijas la mirada pues tu interés y fascinación por la misma sigue vigente ante la presentación minimalista de formato teatral, rodaje en blanco y negro de estética neutra y apagada, destacada esterilidad que permite alumbrar los personajes y sus frases, una calidez retro de sentencias breves de tenue selección y cortes superpuestos que enlaza con un transcurso temporal de bote lineal que presenta diversas relaciones -ex, hija, nueva pareja, compañeros de trabajo, amistad momentánea, flirteo ocasional...- y la demanda de amor solicitado, la oferta recibida, la capacidad de conformismo o la impotente frustración de no saciar tus necesidades afectivas.
"Los celos", se abre el telón, "he custodiado los ángeles",estamos en el cuerpo de la obra, "la pòlvora", tercer y último acto y la inocente y pueril atención primaria se convierte en una cuestionable indagación sobre qué has visto, qué mensaje quiere dar, qué historia quiere contar, sobre si no has sido capaz de percibir la grandilocuencia, maestría y sutileza pretendida de este filme que presenta un desmarque latente de lo banal y lo cotidiano con su inteligente aportación sobre la insuficiencia emocional de los sentimientos volcados en los seres queridos -a pesar de ser todo el caudal existente con el que uno cuenta- de lectura accidentada, difícil y esquiva para la mayoría pero exclusiva y escogida para unos pocos de privilegio exquisito.
Gusta y apetece su visión, aturde su pensamiento cognitivo y marea tu razón pues ofrece una circulación lenta, agónica correlación escénica, pérdida consistente en su inicial representación atractiva, motivación que apenas se sostiene, desamparo por ver los actores rodar y no ser cautivado, desasosiego por no encariñarte en su aventura, tristeza por desvincularte sin pretenderlo de una historia que apetecía, guión apenas seductor para un argumento de brillantez y espléndida sugerencia en su idea original pero zafio, torpe y pesado en su evolución efectiva, en su plasmación del relato.
"Puedo tener problemas pero no ser pobre"; es rica en espíritu, pobre en cuerpo lo cual da muchos problemas para captar que habla de diferentes intensidades de amor, de la capacidad limitada de cada uno para llegar a donde no se puede ofrecer más y el efecto respuesta que sufre aquel receptor cuyo famélico corazón sigue a la espera de su alimento nutritivo.
Negada letra de fallida palabra pronunciada que estropea una sensibilidad artística que no logra despertar sentimientos parejos, ni afines ni amenos.