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    Persecución al límite
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Persecución al límite

    Amor a todo gas

    por Xavi Sánchez Pons

    Los misterios de la distribución cinematográfica en nuestro país son insondables. Películas, grandes y pequeñas, que no se estrenan porque son muy caras y nadie se atreve a apostar por ellas, ya que ponerlas en los cines requiere una inversión arriesgada y generosa (vaya por delante que es normal que no quieran asumir el riesgo económico en una época tan complicada para las salas y los multicines); otras que llegan directamente al mercado doméstico sin hacer ruido pero que merecerían ser vistas en pantalla grande (los casos sangrantes y recientes de las estupendas Free Fire de Ben Wheatley y 20th Century Women de Mike Mills, por ejemplo); y unas cuantas de años pasados que se acaban estrenando en fechas extrañas sin saber muy bien el porqué. Este último es el caso de Persecución al límite, que se estrenó hace dos años en Alemania y uno en Estados Unidos, y disponible desde hace meses en DVD y Blu-ray de importación. Haciendo una pequeña conjetura, la razón de su llegada quizás se deba a la presencia en su reparto de Anthony Hopkins y Ben Kingsley, dos estrellas y dos reclamos de taquilla para los tiempos de la canícula. Sin esos nombres, la película hubiera pasado directamente a plataformas online y a los pocos videoclubs que aún quedan en nuestro país.

    Escrita por el guionista de la más que reivindicable xXx: Reactivated y dirigida por un artesano del montón, el inglés Eran Creevy, Persecución al límite es un thriller ingenuo y romanticón, dos adjetivos que aquí tienen connotaciones positivas, que apuesta por las escenas de acción de la vieja escuela; esas que llevan a cabo especialistas dando mamporros o montados en coches y motos. En esencia, el filme de Creevy es puro cine negro: un joven excamello que se ve obligado a volver al mundo del hampa para sufragar el tratamiento médico que necesita para salvar a su novia y que no puede pagar de forma honrada. Y claro, como suele suceder en estas historias, la cosa se complica hasta el punto de poner en peligro sus vidas. Felicity Jones y Nicholas Hoult están convincentes como un par de veinteañeros inocentones y enamorados. Mientras que la réplica maligna se la dan unos juguetones y bastante ogros Anthony Hopkins y Ben Kingsley: el primero como un gánster de maneras refinadas pero retorcidas, y el segundo un turco loco que parece salido de Snatch: Cerdos y diamantes de Guy Ritchie. Persecución al límite es un Fast & Furious de bajos vuelos que se ve con cariño por su falta de pretensiones, la ingenuidad y el romanticismo de los que hablamos antes en esta crítica, y por ese puente que construye entre el noir clásico y la acción disparatada. Eso sí, una vez vista, no deja mucho poso. Es probable que olvidemos sus imágenes pocos días después. 

     

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