“La jaula de oro” es el primer largometraje de ficción de DIego Quemada-DIez. La idea le surgió después de una estancia en Sinaloa (México). Frente a la casa de su anfitrión, pasaba una línea férrea por la que circulaban trenes llenos de inmigrantes que les pedían comida y agua. Con la idea inicial de realizar un documental, comenzó a entrevistarles; llegó a recopilar más de 600 testimonios, algunos de ellos verdaderamente espeluznantes, según sus propias palabras. La escritura del texto se fue transformando hasta convertirse en un guión de ficción.
El dramático argumento que Diego Quemada-Diez manejaba en su libreto, le hacia correr el riesgo de caer en la sensiblería, o el tremendismo. No es fácil establecer un punto de equilibrio en asuntos tan espinosos. Sin embargo el guión sale extraordinariamente parado. Hábilmente el director recurre a pequeñas sub-tramas que aligeran el peso del drama, y enriquecen la vida interior de los personajes, incluso encuentra momentos para el humor.
Mucho tiene que ver la estaneidad de las interpretaciones de los tres jóvenes protagonistas, con la forma de rodar del director. Nunca les facilitó el guión completo, sino que les iba dando las pautas de dirección y los diálogos a medida que rodaba las escenas de forma cronológica. Quemada-Diez reconoce la influencia del método habitual del director británico Ken Loach. Tan bien le fue la cosa que “La jaula de oro” se estrenó en el Festival de Cannes (2013), donde se alzó con el premio al mejor reparto. Desde entonces ha ganado más de 40 galardones internacionales, incluyendo los de los festivales de Mar del Plata, Morelia y la nominación al Goya español.