Llega el viernes, miras la cartelera y te encuentras con una película china que por su título insinúa una manifestación física de violencia y sangre acompañada de una introversión emocional que suele caracterizar este cine.
Lees la sinopsis y habla de cuatro personajes que se enfrentan de diferente modo a la opresión capitalista de la China contemporánea, lucha social violenta contra el injusto y asfixiante desarrollo económico colosal que viven y sufren.
Le echas un vistazo a las críticas y casi todas hablan maravillas de ella, de una dimensión humana monumental, de su profunda densidad y elegancia, de su penetrante e impactante mensaje
A partir de ahora, empieza tu sorpresa.
Su título original es "Un toque de pecado", el mismo pecado por el que pregunta en su interrogante final y cuya respuesta, si la conoces, podrías compartir amablemente con todos para aliviar ligeramente la pesadez de su recuerdo.
Los susodichos personajes, inconexos y sin atractivo, se dedican a deambular por la pantalla sin aportar apenas información o explicación alguna que te ayude a interesarte por ellos, un desfiles de escenas de bella fotografía y ambientación sublime donde sobran los molestos e incompetentes protagonistas que te adormecen y anulan por su incompetencia para transmitir algo que no sea agotamiento, cansancio y somnolencia.
Y, por último y como remate final, 129 interminables minutos de duración que alargan tu confusión y agonía innecesariamente pues no será compensado tu esfuerzo y empeño por escalar esta extenuante e incoherente montaña y lograr llegar a una cúspide que te dejará sin apenas oxígeno para respirar y de la que no sacarás beneficio alguno.
Todo un misterio a años luz de entender y comprender las alabanzas dichas y escritas hacia Jian Zhang Ke en un relato, compendio de historias, que resulta agónico y asfixiante, eterno y aburrido.
Ciudadanos llevados al límite extremo de la cruel y mortal violencia realizado con una narrativa torpe e inconsistente que anula tu interés, una desconexión emocional y sensitiva grosera e inconclusa, nada estimulante ni penetrante que ahoga cualquier oportunidad de atención constante y visión gustosa.
No me ha gustado, francamente, he sentido que elegía mal y perdía mi tiempo inútilmente, sensación nada deseable ni aconsejable para ti.
Como siempre digo, hay tantas opiniones como colores en el arcoiris y sensaciones diversas a mares, puede que tú vayas por otro camino.
Prueba y saca tu conclusión que, sinceramente, espero no coincida conmigo.
Con una oveja perdida en el rebaño ya es suficiente, ¿no?