Self/less quien, ante tanta duda e indefinición, se quedó ¡en el limbo!, en tierra de nadie que a nadie complace.
¡No se lo toma en serio!, y así no se puede escribir un guión ni hacer una película.
Se centra y obsesiona, en exceso, en la persecución, en la carrera incesante de caza a la presa, un correcaminos atropellado que se olvida del por qué de su velocidad y fuga, pues pasa por la explicación y motivo de todo el teatro orquestado como fábula ingenua para niños, incoherente y facilona atraviesa los diferentes y anticipados puntos como cuento de hadas infantil que no quiere perturbar, ni complicar en demasía la trama pues, hasta un niño debe ser capaz de seguirla, distinta cosa es que el adulto ¡no se aburra!
Porque lo hace, se observa el transcurrir de las escenas, la apertura y exposición de temas interesantes y es triste, lamentable el poco trabajo y dedicación que emplea en cada uno de los asuntos planteados, la obsesión por la inmortalidad, la falta de escrúpulos, la fascinación del poder, el ansia de jugar a ser Dios, el arma capitalista donde el dinero todo lo puede, los remordimientos, la lucha de dos conciencias en un sólo cuerpo, el mal uso de la ciencia, posibilidades futuras como alternativa a la vida presente, bajas menores necesarias, sacrificio de peones por la larga vida del rey..., pero su único objetivo es transitar por los mismos presto y velozmente, amén de la ridícula explicación, como justificación demostrativa de que todo era una excusa y patraña para correr, pegar tiros, jugar al héroe silenciado que adquiere ética voz y, camuflar una vulgar y mediocre cinta de acción a través de tintes vigorosos de traspasar la línea de la decencia y corrección humana.
Cambio de piel, como una serpiente, y acceso a una nueva existencia de misma razón y sentimientos, la muerte tiene un precio, y lleva un extra de consecuencias con las que lidiar, pues su anterior usuario, no dejará su porte corporal con tanta sencillez y rapidez como este desnutrido argumento insinúa y quiere hacer creer, ligereza ofensiva que pierde a sus clientes videntes por la flacidez de su juicio y lamento de pérdida de una habilidad, imprescindible, para hacer de esta insulsa narración algo sólido, consistente y atractivo, por no decir creíble, dentro de su fantasía recreada.
Fallan los hermanos Pastor en su guión, en su ausente don para encontrar la fórmula de contenido que atrape, inspire y motive al espectador, la dirección de Tarsem Singh y su estética, se limitan a seguir el simple y tirado patrón confeccionado por los susodichos y, el único que parece ganar algo es Ryan Reynolds como absoluto protagonista de una inventiva broma que le da para ser tres en uno pero ¡poco más!; aunque, pensándolo bien, no es claro su dividendo ya que le rodea una incompetencia de personajes, una ineptitud gramatical esclarecedora y un previo adivino-todo-lo-venidero ¡de tal descaro! que, quitarle un caramelo a un niño es tarea ardua comparado con dicho esfuerzo.
Burla para la inteligencia de la audiencia, sacrificio imperdonable del tiempo dedicado, más le valdría no tocar tantos puntos con precipitada aceleración, sin beneficio alguno, y haber reducido su anhelo de todo o nada pues las consecuencias son evidentes, sobresaliente en la segunda opción/fallo garrafal en su codicia de llegar a cumbre.
Como ir al supermercado, lista de compra y equipaje nuevo/adiós a lo viejo, sólo que la curiosidad mata, no sólo al gato sino también a sus adyacentes, excepto a un honorable ratón que puede volver a donde estaba; pobre, escasa, tonta ¡a fin de cuentas!, pues si su pretensión era narrar algo enérgico y contundente, déjate de sandeces y ¡aplícate mucho más! que, la presente cinta dista tanto del aprobado y satisfactorio agrado que parece una broma, un inepto borrador de esa historia seria y congruente que se tenía en mente.
La eternidad al alcance de la mano, a una hora, abarcar la infinitud, disponible a un talonario, no quiero que mi beneficio desapareza, quiero durar toda la vida, la tristeza sin nombre de no tener que dar a quien lleva la inmortalidad grabada en la frente pues, su ilusión y arrogancia lo pueden y abarcan todo..., o ver el mundo en un grano de arena, el cielo en una flor silvestre, ligarse a esa alegría que hace esfumar el fluir de la vida; las cosas que se mueren no se deben tocar pues muertas están y, allí, en su retiro, bien están.
Mayor gracia y esmero que ¡no cuesta tanto!