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    Magical Girl
    Críticas
    5,0
    Obra maestra
    Magical Girl

    El pederasta y la niña de fuego

    por Alejandro G.Calvo

    Un padre en el paro cuya hija tiene leucemia. Un viejo pederasta que trata de integrarse en la sociedad tras salir de prisión. Una joven con un trastorno bipolar que, además, tiene tendencias sadomasoquistas. Ese es el mapa de personajes que protagoniza Magical Girl, el segundo largometraje del cineasta y autor de cómics Carlos Vermut, quien ya nos volara la cabeza a propios y extraños con su primera obra: la superheroica Diamond Flash (2011). Rodada con mayor presupuesto y con una estilización narrativa tan absorbente como fascinante, Magical Girl supone un paso de gigante en la obra del autor madrileño. No en vano estamos ante una de las películas más impactantes que ha dado el cine español de los últimos años.

    No es fácil encuadrar a Vermut como cineasta. Autor poseedor de un mundo propio tan hermético como absorbente, su mirada parece beber más de su instinto que de cualquier referencia cinematográfica previa. Se pueden trazar apuestas, claro: la perversión de Luis Buñuel, el costumbrismo vintage de Pedro Almodóvar, el extrañamiento de las formas del Carlos Saura de los 70,  la violencia soterrada del Fernando Fernán Gómez de El extraño viaje (1964)... en el fondo tanto da, puesto que la impresión que deja su obra es de una autenticidad prácticamente insultante. Un quiebro de cadera a todos los que creíamos que ya lo habíamos visto todo.

    En Magical Girl serpentean las vías argumentales. Tres personajes-enigma en tres laberintos vitales destinados a encontrarse una tormenta perfecta de terrores psicológicos y pesadillas incurables. Vermut planea sobre el horror cotidiano sublimando el patetismo afín a todo ser humano de forma tan certera que parece un cruce eléctrico entre Daniel Clowes y Charles Burns (también de Chris Ware, aunque el director reconoce no haber leído nada del autor de “Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo”). Un desvarío perfectamente controlado que alcanza cotas de intensidad tan inquietantes como desasosegantes -ahí hay algo de David Lynch, también-. Todo ello salpicado de un humor negro que casi podría convertir la película en una comedia clorhídrica, donde uno no sabe si es lícito reírse o no ante lo bizarro de las situaciones.

    Normal que uno salga de ver la película tan asombrado como desencajado. Con la sensación de haber sido vapuleado por una obra incontestable, que lanza hacia el futuro a un realizador del que ya nunca dejaremos de hablar. Es lo que tienen las obras maestras: están aquí para cambiar nuestro mundo. Y a fe cierta que Magical Girl lo es.

    A favor: Manolo Caracol, José Sacristán, la Constitución Española, las tascas de Madrid, la cicatriz de Bárbara.

    En contra: Que haya gente que le pueda buscar cosas "en contra".

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