Si os gustó la primera parte, encontrareis más de lo mismo, el mismo tono costumbrista, ese lenguaje tan propio, las reflexiones de Carmina en voz alta sentada en su cocina, su peculiar manera de ser y de responder a los problemas. "Carmina y amén" es algo más ambiciosa, intentado llegar un poco más lejos, es más película, ha dejado atrás el formato de falso documental, la narración es lineal y ha profundizado más en el lenguaje cinematográfico. Tiene un mayor presupuesto y eso se nota, aunque no ha perdido el espíritu de la primera.
Para los que no les gustó la primera les diré que, en principio y sin querer hacer spoiler, está segunda entrega cierra el díptico y finaliza la historia. Las risas están aseguradas, un tono de comedia tan negra como surrealista, pero también hay tiempo para el melodrama y hasta para el terror. Todo tiene cabida, como en la vida misma, y es que si algo caracteriza el cine de Paco León es la naturalidad. No os quedéis sólo con los gags y las risas, prestar atención a los detalles de la trama, durante toda la película se van dejando pistas de porqué de Carmina actúa como lo hace, no es la mujer interesada que pudiera parecer, todo pasa por un motivo.
Carmina Barrios vuelve a ser el centro de este universo, una mujer rotunda con una naturalidad arrolladora que te deja embobado cada vez que aparece en pantalla. Ahora tiene una mayor experiencia, pudimos verla en "¿Quién mató a Bambi?", pero sigue manteniendo su magnetismo, es graciosa y desvergonzada, pero también generosa y muy lista. Acompañándola su hija (real y ficticia) María León, tan natural y creíble como siempre. Esta vez su personaje ha madurado, es una madre responsable que quiere emprender su propio negocio.